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Channel: Terrassa en la Mira
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¿Es ético pagar el valor de un litro de gasolina para viajar en autobús?

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Consejas y consejos del viejo Casimiro.- La vista estropeada me ha condenado en mi vejez a depender del transporte público de Terrassa, el mejor del mundo según los sondeos encargados cada cierto tiempo por el consistorio, con cargo a los bolsillos de los ciudadanos, o tal vez a la deuda que acumula una evidente mala administración. Pero bastante normalillo en su realidad.

Pero no solamente eso. Unos caballeros que se sientan una vez al mes en una sala de actos municipal para escenificar con teatralidad decimonónica un espectáculo que se podría ahorrar en la sobriedad de los despachos, han decidido que mi triste pensión, que apenas supera el diez por ciento del sueldo del señor alcalde, es demasiado alta como para tener derecho a la T-Blanca y si ni con eso me la pudiesen negar, pues se han inventado que el cálculo para dármela se hace con los ingresos del 2012, es decir cuando trabajaba e ingresaba más... Todo dentro de la farsa de esta democracia que está permitiendo que el populismo que encarna PODEMOS con sus utópicas promesas infantiles que pueden destrozar una economía en un abrir y cerra de ojos, crezca haciéndose llamar, también, de izquierdas.

Pero bueno. A lo que iba y es que ahora que estoy condenado a utilizar los autobuses municipales, en tres ocasiones en relativamente poco tiempo, las unidades que he abordado han tenido desperfectos que me han obligado, en dos de ellas, a cambiar a otra y en la tercera, a llegar tarde a una cita médica.

Una de estas averías en una unidad que ya tiene bastantes años de uso, me ha ocurrido hoy, que he debido permanecer junto a otros pasajeros durante media hora sentado a la espera de la llegada de los técnicos que la han hecho andar, pero solo durante cinco minutos, porque después ha vuelto a detenerse para esperar el siguiente autobús que estaba al llegar, porque para empeorar las cosas, esta línea que no viene al caso mencionar, pasa cada 35 minutos, dejando poca opción a otra solución.

Y esto ocurre en una ciudad en que el precio del transporte es descaradamente alto. Y eso también sucede básicamente porque quienes tienen que aprobarlo tienen hermosos y cómodos coches propios o asignados, les sobra para gastar en taxis y cualquier otro medio  menos el autobús que solamente pisan en el demagógico acto de las solemnes inauguraciones de las nuevas unidades.

¡Basta ya!

Así es la vida. Así son y así están las cosas.

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