Consejas y consejos del viejo Cassimiro.- El pluriempleado Josep Rull que alcanzó su ambicionado puesto en la cúspide de CDC como segundo de abordo, deberá pensárselo mucho, y más que mucho, muchísimo, antes de dejar su concejalía en el consistorio terrassense, pues en una posición bastante más comprometida que Pere Navarro, se arriesga a quedar en el paro más puro y duro... El cargo de Terrassa al menos le garantiza sus judías hasta mayo.
Lo que viene sucediendo con CDC no es moco de pavo. Por una parte está la corrupción que le ha rondado a través de colaboradores bastante directos y que ahora recibe la puñalada más certera y asombrosa de su propio fundador, Sant Jordi Pujol que ha perdido la santidad y la "Molt honorabilitat" al reconocer un fraude fiscal que presuntamente es la puntita mínima de un iceberg de posiblemente inimaginables derivaciones y alcances... Todo está por verse como dijo la ex del primogénito del jefe del clan Pujol Ferrusola.
Y obviamente, en estas circunstancias, lo normal, lo natural, es la desaparición de esa parte de CiU que ha dejado con la boca abierta al nacionalismo y refregándose las manos al antinacionalismo. Y si CDC desaparece, su refundación pasaría no por un irrisorio cambio de caras como pretende con la suya el PSOE/PSC, sino por crear un partido nuevo con gente nuevo e ideas nuevas que nada tengan que ver con la actual formación, al menos a nivel personal.
En el caso de Rull, su ascenso en el partido de derechas, puede ser el principio del fin de su carrera, porque como le ocurrió a Navarro en el menguante PSC, tendrá que cargar con las culpas de los demás y en el caso del nacionalista nada le garantiza de producirse la explosión, un cargo en la hipotética nueva dirección y lo único que podría permitirle en un futuro cercano permanecer en política, sería mantener una concejalía en Terrassa, posibilidad cierta si es que no se queda con todas las del nacionalismo, ERC.
Quizás si golpea las puertas de Podem o Guanyem o mejor aún, las de ERC, Rull podría intentar dar un respiro a su hasta ahora más que afortunada, pero de momento titubeante carrera.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Lo que viene sucediendo con CDC no es moco de pavo. Por una parte está la corrupción que le ha rondado a través de colaboradores bastante directos y que ahora recibe la puñalada más certera y asombrosa de su propio fundador, Sant Jordi Pujol que ha perdido la santidad y la "Molt honorabilitat" al reconocer un fraude fiscal que presuntamente es la puntita mínima de un iceberg de posiblemente inimaginables derivaciones y alcances... Todo está por verse como dijo la ex del primogénito del jefe del clan Pujol Ferrusola.
Y obviamente, en estas circunstancias, lo normal, lo natural, es la desaparición de esa parte de CiU que ha dejado con la boca abierta al nacionalismo y refregándose las manos al antinacionalismo. Y si CDC desaparece, su refundación pasaría no por un irrisorio cambio de caras como pretende con la suya el PSOE/PSC, sino por crear un partido nuevo con gente nuevo e ideas nuevas que nada tengan que ver con la actual formación, al menos a nivel personal.
En el caso de Rull, su ascenso en el partido de derechas, puede ser el principio del fin de su carrera, porque como le ocurrió a Navarro en el menguante PSC, tendrá que cargar con las culpas de los demás y en el caso del nacionalista nada le garantiza de producirse la explosión, un cargo en la hipotética nueva dirección y lo único que podría permitirle en un futuro cercano permanecer en política, sería mantener una concejalía en Terrassa, posibilidad cierta si es que no se queda con todas las del nacionalismo, ERC.
Quizás si golpea las puertas de Podem o Guanyem o mejor aún, las de ERC, Rull podría intentar dar un respiro a su hasta ahora más que afortunada, pero de momento titubeante carrera.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.