Consejas y consejos del viejo Casimiro.- En ocasiones intentar ocultar una verdad conlleva caer en unos eufemismos que si la situación no fuese grave, inducirían a la risa.
En estos momentos el Estado, en el intento por no alarmar a la población, está cayendo en el despropósito de no alertarla y mientras se asegura que el riesgo de contagio del ébola es prácticamente nulo, la llegada de un solo enfermo ha significado aplicar un costosísimo protocolo de protección y vaciar un hospital completo para atenderle.
El riesgo, en consecuencia no es ni nulo, ni bajo, ni medio. Es altísimo y mintiendo o endulzando la realidad, no se va a evitar.
Europa está pendiente de la quijotada española. Pendiente y preocupada. Europa, además, está pendiente de sus fronteras. Si el riesgo de propagación del ébola fuera tan bajo como dicen, no estaría la policía protegiendo el Hospital Carlos III, ni el personal sanitario que atiende al religioso, en cuarentena desde el momento en que le han visto pese a las estrictas medidas tomadas.
En Cataluña no debemos preocuparnos porque tenemos el Clinic para protegernos
No hay riesgo, repiten. O el riesgo es muy bajo, reconocen algunos, pero un solo enfermo en España y en Europa, originan declaraciones en el seno del Hospital Clinic de Barcelona, en el sentido de que el centro está preparado por si apareciese algún caso en el Principado.
No es cierto. No hay en España ningún hospital preparado para el ébola. Quizás sí para enfermedades contagiosas, como en efecto lo son el Clinic y el Ramón y Cajal de Madrid, pero, repito, no para el ébola, Tanto es así que no ha sido el Ramón y Cajal el destino del misionero,. sino un hospital vacío.
En un caso como este, en que el mundo se enfrenta a una epidemia altamente letal, la solución no está en no alarmar, que más alarman los rumores, sino en alertar, educar, concienciar y, muy importante, volcar fondos, personal y medios de prevención en las zonas más golpeadas por el virus.
La inmigración subsahariana
Con motivo de esta situación, no han tardado los grupos más racistas de nuestra sociedad en señalar que el peligro puede entrar por Melilla con todos esos subsaharianos que miran hacia el país como su Eldorado para escapar de la miseria.
Sin embargo, para que les pese, esa gente debe pasar tantas y largas peripecias hasta llegar a los puntos desde los cuales sueñan con abrazar el Paraíso que, ciertamente están a miles de kilómetros de los focos de contagio, que la cuarentena, si es que la hubiese en su caso, habría sido superada con creces hasta el momento de llegar a las vallas.
El ébola si es que llega, lo hará, y lo ha hecho, en avión; no en patera ni saltando vallas.
Así es la vida. así son y así están las cosas.
En estos momentos el Estado, en el intento por no alarmar a la población, está cayendo en el despropósito de no alertarla y mientras se asegura que el riesgo de contagio del ébola es prácticamente nulo, la llegada de un solo enfermo ha significado aplicar un costosísimo protocolo de protección y vaciar un hospital completo para atenderle.
El riesgo, en consecuencia no es ni nulo, ni bajo, ni medio. Es altísimo y mintiendo o endulzando la realidad, no se va a evitar.
Europa está pendiente de la quijotada española. Pendiente y preocupada. Europa, además, está pendiente de sus fronteras. Si el riesgo de propagación del ébola fuera tan bajo como dicen, no estaría la policía protegiendo el Hospital Carlos III, ni el personal sanitario que atiende al religioso, en cuarentena desde el momento en que le han visto pese a las estrictas medidas tomadas.
En Cataluña no debemos preocuparnos porque tenemos el Clinic para protegernos
No hay riesgo, repiten. O el riesgo es muy bajo, reconocen algunos, pero un solo enfermo en España y en Europa, originan declaraciones en el seno del Hospital Clinic de Barcelona, en el sentido de que el centro está preparado por si apareciese algún caso en el Principado.
No es cierto. No hay en España ningún hospital preparado para el ébola. Quizás sí para enfermedades contagiosas, como en efecto lo son el Clinic y el Ramón y Cajal de Madrid, pero, repito, no para el ébola, Tanto es así que no ha sido el Ramón y Cajal el destino del misionero,. sino un hospital vacío.
En un caso como este, en que el mundo se enfrenta a una epidemia altamente letal, la solución no está en no alarmar, que más alarman los rumores, sino en alertar, educar, concienciar y, muy importante, volcar fondos, personal y medios de prevención en las zonas más golpeadas por el virus.
La inmigración subsahariana
Con motivo de esta situación, no han tardado los grupos más racistas de nuestra sociedad en señalar que el peligro puede entrar por Melilla con todos esos subsaharianos que miran hacia el país como su Eldorado para escapar de la miseria.
Sin embargo, para que les pese, esa gente debe pasar tantas y largas peripecias hasta llegar a los puntos desde los cuales sueñan con abrazar el Paraíso que, ciertamente están a miles de kilómetros de los focos de contagio, que la cuarentena, si es que la hubiese en su caso, habría sido superada con creces hasta el momento de llegar a las vallas.
El ébola si es que llega, lo hará, y lo ha hecho, en avión; no en patera ni saltando vallas.
Así es la vida. así son y así están las cosas.