Consejas y consejos del viejo Casimiro.- Resulta paradójico que una ciudad medio obrera y medio dormitorio y con un pequeño grupo de caricaturas de burgueses que se las dan de caciques, su alcalde, llame como se llame, perciba un sueldo anual próximo a los 90 mil euros, muy superior al del presidente del gobierno, y sus tenientes de alcalde, al de un ministro de Estado.
Lo constatamos en días pasados cuando el teniente de Alcalde de Hacienda, que gana justamente igual o más que un ministro de Estado, respondió a una interrogante del Observatori Municipal Ciutadà de Terrassa sobre la remuneración de los concejales egarenses.
No entraremos en detalles porque son vergonzosos, más cuando quienes perciben esos sueldos que son una bofetada certera contra la decencia y los ingresos de la mayoría de terrassenses, pero sí hemos de decir que quienes disfrutan de la buena vida de la mano de los dineros públicos, se llaman y hacen llamar de izquierdas, progres, solidarios y que su principal e inmediato objetivo, debiera ser recortar esos sueldos infames al menos a la mitad para tener algo, una pizca de credibilidad de cara los ciudadanos.
No es extraño que les preocupe la nueva ley municipal que quiere sacar adelante la derecha española, porque esa ley les toca los bolsillos, los regula, los retoca, los rebaja. Sin embargo, como sería impopular atacar esa ley por lo que les afecta, lo hacen por lo que no les afecta y afecta a los demás.
Conocidos los sueldos que incluyen para aquellos concejales sin otra retribución, 1.533 euros mensuales (lo que gana o quisiera ganar cualquier hijo de vecina por trabajar 200 horas mensuales) por el solo hecho de asistir una vez al mes al pleno (eso sí, si han ido al menos a 12 reuniones al año... ¡Hombreeeeee!), sería bueno que en una muestra de buena voluntad y de que no les preocupa para nada el apartado de los sueldos en la nueva ley, se los fijaran con un máximo de 42 mil para el alcalde (incluyendo las dos pagas) y proporcionales para los demás que también han hecho de la política su lucrativo oficio.
Dirán, sin decirlo, porque Terrassa en la Mira en los mentideros de la casta es innombrable, que utilizar sus sueldos como arma es demagógico y yo me pregunto si será peor esta 'demagógica' curiosidad o tener la potestad, y abusar de ella, para fijarse unos sueldos que van más allá de toda lógica.
No es casualidad que Podemos o Guanyem tiendan a barrer a los partidos tradicionales que dicen representar al pueblo.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Lo constatamos en días pasados cuando el teniente de Alcalde de Hacienda, que gana justamente igual o más que un ministro de Estado, respondió a una interrogante del Observatori Municipal Ciutadà de Terrassa sobre la remuneración de los concejales egarenses.
No entraremos en detalles porque son vergonzosos, más cuando quienes perciben esos sueldos que son una bofetada certera contra la decencia y los ingresos de la mayoría de terrassenses, pero sí hemos de decir que quienes disfrutan de la buena vida de la mano de los dineros públicos, se llaman y hacen llamar de izquierdas, progres, solidarios y que su principal e inmediato objetivo, debiera ser recortar esos sueldos infames al menos a la mitad para tener algo, una pizca de credibilidad de cara los ciudadanos.
No es extraño que les preocupe la nueva ley municipal que quiere sacar adelante la derecha española, porque esa ley les toca los bolsillos, los regula, los retoca, los rebaja. Sin embargo, como sería impopular atacar esa ley por lo que les afecta, lo hacen por lo que no les afecta y afecta a los demás.
Conocidos los sueldos que incluyen para aquellos concejales sin otra retribución, 1.533 euros mensuales (lo que gana o quisiera ganar cualquier hijo de vecina por trabajar 200 horas mensuales) por el solo hecho de asistir una vez al mes al pleno (eso sí, si han ido al menos a 12 reuniones al año... ¡Hombreeeeee!), sería bueno que en una muestra de buena voluntad y de que no les preocupa para nada el apartado de los sueldos en la nueva ley, se los fijaran con un máximo de 42 mil para el alcalde (incluyendo las dos pagas) y proporcionales para los demás que también han hecho de la política su lucrativo oficio.
Dirán, sin decirlo, porque Terrassa en la Mira en los mentideros de la casta es innombrable, que utilizar sus sueldos como arma es demagógico y yo me pregunto si será peor esta 'demagógica' curiosidad o tener la potestad, y abusar de ella, para fijarse unos sueldos que van más allá de toda lógica.
No es casualidad que Podemos o Guanyem tiendan a barrer a los partidos tradicionales que dicen representar al pueblo.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.