En Nespresso de Terrassa no les gusta que un apellido se parezca a un nombre

En este mundo, en este país, en esta ciudad, ocurren en ocasiones cosas simples pero no por simples menos sorprendentes. Yo, para ser sincero, me quedé asombrado con lo que me pasó en la tienda de Nespresso del Raval.

Fui a comprar, como suelo hacer periódicamente, unos paquetes de café, Linizio Lungo y Descaffeinato para ser más preciso y cuando me tocó el turno, una muchacha bastante seria me preguntó si tenía ficha y asentí tras lo cual me pidió el apellido...

-Salvador, -le informé, como siempre.

La chica, no obstante, debió pensar que era tonto o sordo y me corrigió:

-Le pregunté el apellido, no el nombre.

-Mi apellido es Salvador, -le repetí incómodo por la forma en que me lo preguntó.

Hubo unos instantes de titubeo por su parte hasta que terminó por poner la guinda en el pastel...

-¿Y no tiene segundo apellido o no se lo sabe?

Y no continúo porque me indigna. Lo que sí puedo asegurar es que a partir de este momento, compraré cápsulas sustitutas de ese café, que son bastante buenas y más baratas, pero al local de Nespresso de Terrassa no volveré a poner un pie. Nunca me había sucedido algo así, pero no quiero volver a tentar suerte.

Así es la vida. así son y así están las cosas.