Pero tampoco que sí.
En la nota enviada a los medios junto a la carta del alcalde que la desarrolla, la institución local asegura que no pondrá impedimentos a una consulta legal... Léase: legal.
Es decir que sí, pero puede que no, o a lo mejor no, pero puede que sí... Quizás... Tal vez... A lo mejor...
Sin embargo, y pese a la ambigüedad que ha caracterizado en los últimos años a un socialismo que no encuentra su rumbo, la respuesta es clara... Sí, siempre que sea legal.
No obstante, como están las cosas, hay sectores que proclaman "O estás conmigo o estás contra mi".
Por ello quizás sea más esclarecedora la respuesta que el alcalde Jordi Ballart ha enviado a la Ortega que les ofrecemos completa.
En respuesta a su carta en la cual me pregunta qué grado de colaboración con el Departamento de Gobernación tiene previsto esatablecer el Ayuntamiento de Terrassa, en el supuesto que se lleve a cabo efectivamente la consulta sobre la relación entre Cataluña y España, me complace en hacerle saber las siguientes consideraciones.
1.- La colaboración institucional entre administraciones no es una opción personal ni una materia opinable, sino una obligación en todas aquellas cuestiones y materias así definidas por el ordenamiento jurídico vigente en Cataluña y en el conjunto del Estado Español. . Considero que se trata de una obligación mútua -en ambas direcciones y con lealtad y respeto recíprocos-, tanto entre el Ayuntamiento de Terrassa y la Generalitat de Cataluña, como entre cualquier otra administración.
2.- Con tal que el Ayuntamiento de Terrassa pueda analizar como corresponde su petición, entiendo que es imprescindible la máxima claridad sobre las condiciones, características, marco legal y organización de la consulta a la cual usted se refiere. Encuentro poco procedente y muy débil políticamente que se dirija a los ayuntamientos en nombre del Govern de Cataluña para hacer una esoecie de sondeo de intenciones sin concretar claramente y sin confusión posible a qué tipo de consulta se refiere y en qué circunstancias se podría producir en caso que llegara a llevarse a cabo.
3.- Le ruego, entonces, que concrete al máximo las características y marco legal de la consulta a la cual se refiere, así como al contenido de la colaboración o compromiso que solicita. Entre instituciones, el diálogo no puede ser especulativo ni hipotético, sino que hace falta que se base en supuestos perfectamente definidos; no cuentan tanto las intenciones o las motivaciones como los actos y sus consecuencias, entendidas siempre dentro del ámbito competencial de cada administración.
Y dicho todo esto, quiero comunicarle expresamente, que este alcalde no será un obstáculo para la consulta, siempre que se haga dentro de la legalidad, y que mantiene de forma pública la opinión que reiteradamente ha expresado. Mantengo y mantendré que es necesario, imprescindible, impecablemente democrático y políticamente saludable que los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña ejerzan el derecho a decidir a través de una consulta convocada legalmente.
Asimismo, las opiniones políticas o personales y las decisiones institucionales corresponden, como ya lo sabe a diferentes planos de la actividad política, que es prudente mantener separados.
En todo caso, en su momento el Ayuntamiento de Terrassa será respetuoso con los acuerdos del Pleno aprobados y examinará la cuestión de acuerdo a su propia normativa y con la legalidad vigente, con tal de tomar el acuerdo formal que mejor refleje la posición de los grupos políticos y del Gobierno Municipal.
Finalmente quiero reiterarle la plena disposición al diálogo e intercambio de opiniones sobre esta o cualquier otra cuestión relacionada con la mutua colaboración institucional que nos debemos. A mi entender, este espíritu de diálogo tendría que incluir también temas pendientes de resolver satisfactoriamente por parte del Govern de Cataluña como son los compromisos y promesas relativos a deudas pendiente con el Ayuntamiento de Terrassa y acciones -u omisiones- de gobierno que afectan los intereses de la ciudad.
Reciba, etc. etc. etc.
Toda una lección de buenas maneras y de manejo de la política por parte del alcalde, aunque en el último párrafo cae en el desmérito de soslayar puntos que debieran tratarse en otro ámbito de diálogo, pues parece más bien un error de cortar y pegar.