Un paseo por cualquier barrio de Terrassa -eso sí, mientras más alejado del centro mejor- siempre nos enfrentará al trato diferencial entre los de zonas medianamente acomodadas de una ciudad típicamente obrera que poco a poco se convierte en dormitorio, y los pobres.
En los primeros, las caricias, los maquillajes, las mejoras, las inversiones son constantes, tanto que las obras se distribuyen equitativamente durante los doce meses del año, todos los años. En los segundos, las obras se concentran en los últimos seis o siete meses antes de cualquier elección, en una especie de demagógico intento por mantener votos y captar nuevos.
Como resultado de estas prisas, los trabajos no solamente quedan usualmente mal hechos, sino que no da tiempo a que sea mayor la realización de mejoras que la propaganda, porque aunque parezca mentira, van acompañados de una nada desdeñable promoción, que si las cosas en España se ajustasen perfectamente a derecho, podrían ocasionar la intervención de la Junta Electoral,
Las necesidades, en definitiva, al ser tantas y tan poco el espacio de tiempo que se les destina, no pueden ser satisfechas en su totalidad y al inexplicable agravio comparativo entre el sector central y el periférico, se añade al discriminatorio que se verifica entre los propios barrios.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
En los primeros, las caricias, los maquillajes, las mejoras, las inversiones son constantes, tanto que las obras se distribuyen equitativamente durante los doce meses del año, todos los años. En los segundos, las obras se concentran en los últimos seis o siete meses antes de cualquier elección, en una especie de demagógico intento por mantener votos y captar nuevos.
Como resultado de estas prisas, los trabajos no solamente quedan usualmente mal hechos, sino que no da tiempo a que sea mayor la realización de mejoras que la propaganda, porque aunque parezca mentira, van acompañados de una nada desdeñable promoción, que si las cosas en España se ajustasen perfectamente a derecho, podrían ocasionar la intervención de la Junta Electoral,
Las necesidades, en definitiva, al ser tantas y tan poco el espacio de tiempo que se les destina, no pueden ser satisfechas en su totalidad y al inexplicable agravio comparativo entre el sector central y el periférico, se añade al discriminatorio que se verifica entre los propios barrios.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.