No serán vecinos destacados, ni mujeres emprendedoras, ni representantes vecinales o círculos profesionales. Serán, entre otros, dos caras antañonas que pocos jòvenes recuerdan las que integren una comisión de ciudad destinada a trabajar para conseguir que la Seu d'Egara sea designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Estos caballeros que tuvieron sus momentos de gloria que no son otros que el ex alcalde Manuel Royes y el ex teniente de alcalde Jordi Labòria son los que Amedeu Aguado, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Terrassa, ha denominado la cara civil de la candidatura.
Explicó el político socialista que a falta de noticias ha estado muy solicitado últimamente por la web informativa del consistorio, terrassadigiral.cat, que una de las cosas que más valora la Unesco es el entorno, es decir, que el entorno realmente crea que eso debe formar parte del patrimonio, que lo quiera porque es garantía, señaló, de su continuidad.
Y como en Terrassa para muchos, el tiempo está congelado y se le llama nueva forma de hacer política a las prácticas de tiempos pasados, en lugar de ofrecer caras nuevas, entusiastas, esperanzadas, pues echan mano de veteranos que en justicia deberían estar disfrutando de su jubilación.
Eso, sí, como la Seu d'Egara tiene mucho que ver con la Iglesia Católica, esa comisión también estará integrada por alguno de sus miembros, es decir del obispado que a lo mejor andará buscando gente del tercio de los políticos citados para evitar conflictos generacionales.
Explicó el político socialista que a falta de noticias ha estado muy solicitado últimamente por la web informativa del consistorio, terrassadigiral.cat, que una de las cosas que más valora la Unesco es el entorno, es decir, que el entorno realmente crea que eso debe formar parte del patrimonio, que lo quiera porque es garantía, señaló, de su continuidad.
Y como en Terrassa para muchos, el tiempo está congelado y se le llama nueva forma de hacer política a las prácticas de tiempos pasados, en lugar de ofrecer caras nuevas, entusiastas, esperanzadas, pues echan mano de veteranos que en justicia deberían estar disfrutando de su jubilación.
Eso, sí, como la Seu d'Egara tiene mucho que ver con la Iglesia Católica, esa comisión también estará integrada por alguno de sus miembros, es decir del obispado que a lo mejor andará buscando gente del tercio de los políticos citados para evitar conflictos generacionales.