Votaré en la consulta acordada y definitiva. Como en Escocia. Así de claro y valiente para expresarlo, ha sido el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart para justificar no haber votado en esta jornada en la que una Consulta Refrendaria, así como lo hizo con el Estatut, ha convertido Artur Mas en un curioso "proceso participativo" sin más valor que el simbólico, en una jornada festiva e importante para los catalanes, pero que a nivel internacional, pese a lo que ha asegurado el presidente catalán, no ha tenido más que un caracter anecdótico.
Ballart ha apostado por la convivencia y por la democracia. En un artículo colgado en su web personal, queda meridianamente clara su posición, al hablar de problemas, recortes, crisis y miles de cosas que quedan pendientes por mejorar en el camino.
Por su interés, les ofrecemos íntegramente el texto de su nota:
"Hoy es, por fin, el domingo 9 de noviembre. Un día incierto, largamente esperado por muchos, que genera expectativas, pero también dudas e incertidumbres. Un domingo que marca un antes y un después. Tendremos que esperar al lunes para entender y valorar qué ha representado este 9N.
Hoy hay gente que irá a votar y gente que no. Personas que votarán Sí / Sí, No / No, Sí / No ... Personas que votarán otras cosas, tal vez en blanco, tal vez con mensajes que seguramente no llegarán a ninguna parte. Todos ellos y ellas son respetables. Absolutamente respetables. Y las personas que decidan no votar lo son igualmente: cada uno debe hacer, en este momento, lo que crea que tiene que hacer.
La nuestra es una sociedad libre y democrática: nos debemos respetar, sobre todo, unos a otros. Esta es la base. A partir de aquí, que cada uno vote o no vote lo que crea que es el mejor. No seré yo quien critique ni a los que voten ni a los que no.
Mi voto es por el diálogo y el entendimiento. Para encontrar espacios donde nos podamos entender y llegar a acuerdos entre puntos de vista muy diferentes. Creo que siempre es posible construir un espacio común, amplio, si se basa en el pacto, en el intercambio de cesiones razonables, en el que todo el mundo salga ganando y perdiendo algo. Si tenemos ganas de entendernos y de tratarnos con respeto y justicia, llegaremos a entender, aunque no estemos de acuerdo en todo.
Mi voto es en defensa del bienestar y en contra de los recortes. Es un voto a favor de la gente y del país, pero no en abstracto: pensando en personas y familias concretas, en cada ciudadano y ciudadana. Quiero un país mejor en bienestar y calidad de vida, en dignidad y honestidad, en justicia.
Mi voto es para Terrassa y para Cataluña, a partes iguales. Ni la ciudad está por encima del país, ni el país por encima de la ciudad. Creo que es posible encontrar el punto medio. Y no sólo posible: cada uno debe elegir lo mejor para él mismo, para sus, para la ciudad, para el país. Y si puede ser, también lo mejor para Europa.
Mi voto es para una política muy diferente. Más limpia, más honesta, más clara y transparente, menos servil con determinados intereses. Una política que no juegue con los sentimientos, los deseos o las necesidades de los ciudadanos.
Mi voto es para una democracia mejor de verdad, en el fondo y en la forma. Una democracia que no utilice las leyes para impedir que la ciudadanía decida, pero donde también tengamos claro que las leyes son la garantía de la soberanía del pueblo.
El voto que yo quisiera no es posible este domingo. Acepto, claro que sí, que para otra gente lo pueda ser: cada uno debe intentar ser coherente con lo que cree y con lo que hace. Pacíficamente, serenamente, respetuosamente.
Hoy SÍ es posible un acto simbólico de protesta y de rechazo al inmovilismo del gobierno del PP ya su ataque constante en Cataluña, cada uno desde su conciencia y desde la diversidad en las formas de ejercerla. Yo lo hago desde aquí, públicamente.
Durante todo el proceso, he intentado ser coherente conmigo mismo, con mis ideas, y estar a la altura de mis responsabilidades institucionales.
Como alcalde, he velado hasta el último segundo para facilitar en Terrassa el ejercicio de la libertad de cada uno a expresarse. Así lo hice saber formalmente al gobierno de la Generalitat hace semanas. Y a día de hoy, todavía no he recibido ninguna respuesta.
Votaré a la consulta acordada y definitiva. Como en Escocia. "
Ballart ha apostado por la convivencia y por la democracia. En un artículo colgado en su web personal, queda meridianamente clara su posición, al hablar de problemas, recortes, crisis y miles de cosas que quedan pendientes por mejorar en el camino.
Por su interés, les ofrecemos íntegramente el texto de su nota:
"Hoy es, por fin, el domingo 9 de noviembre. Un día incierto, largamente esperado por muchos, que genera expectativas, pero también dudas e incertidumbres. Un domingo que marca un antes y un después. Tendremos que esperar al lunes para entender y valorar qué ha representado este 9N.
Hoy hay gente que irá a votar y gente que no. Personas que votarán Sí / Sí, No / No, Sí / No ... Personas que votarán otras cosas, tal vez en blanco, tal vez con mensajes que seguramente no llegarán a ninguna parte. Todos ellos y ellas son respetables. Absolutamente respetables. Y las personas que decidan no votar lo son igualmente: cada uno debe hacer, en este momento, lo que crea que tiene que hacer.
La nuestra es una sociedad libre y democrática: nos debemos respetar, sobre todo, unos a otros. Esta es la base. A partir de aquí, que cada uno vote o no vote lo que crea que es el mejor. No seré yo quien critique ni a los que voten ni a los que no.
Mi voto es por el diálogo y el entendimiento. Para encontrar espacios donde nos podamos entender y llegar a acuerdos entre puntos de vista muy diferentes. Creo que siempre es posible construir un espacio común, amplio, si se basa en el pacto, en el intercambio de cesiones razonables, en el que todo el mundo salga ganando y perdiendo algo. Si tenemos ganas de entendernos y de tratarnos con respeto y justicia, llegaremos a entender, aunque no estemos de acuerdo en todo.
Mi voto es en defensa del bienestar y en contra de los recortes. Es un voto a favor de la gente y del país, pero no en abstracto: pensando en personas y familias concretas, en cada ciudadano y ciudadana. Quiero un país mejor en bienestar y calidad de vida, en dignidad y honestidad, en justicia.
Mi voto es para Terrassa y para Cataluña, a partes iguales. Ni la ciudad está por encima del país, ni el país por encima de la ciudad. Creo que es posible encontrar el punto medio. Y no sólo posible: cada uno debe elegir lo mejor para él mismo, para sus, para la ciudad, para el país. Y si puede ser, también lo mejor para Europa.
Mi voto es para una política muy diferente. Más limpia, más honesta, más clara y transparente, menos servil con determinados intereses. Una política que no juegue con los sentimientos, los deseos o las necesidades de los ciudadanos.
Mi voto es para una democracia mejor de verdad, en el fondo y en la forma. Una democracia que no utilice las leyes para impedir que la ciudadanía decida, pero donde también tengamos claro que las leyes son la garantía de la soberanía del pueblo.
El voto que yo quisiera no es posible este domingo. Acepto, claro que sí, que para otra gente lo pueda ser: cada uno debe intentar ser coherente con lo que cree y con lo que hace. Pacíficamente, serenamente, respetuosamente.
Hoy SÍ es posible un acto simbólico de protesta y de rechazo al inmovilismo del gobierno del PP ya su ataque constante en Cataluña, cada uno desde su conciencia y desde la diversidad en las formas de ejercerla. Yo lo hago desde aquí, públicamente.
Durante todo el proceso, he intentado ser coherente conmigo mismo, con mis ideas, y estar a la altura de mis responsabilidades institucionales.
Como alcalde, he velado hasta el último segundo para facilitar en Terrassa el ejercicio de la libertad de cada uno a expresarse. Así lo hice saber formalmente al gobierno de la Generalitat hace semanas. Y a día de hoy, todavía no he recibido ninguna respuesta.
Votaré a la consulta acordada y definitiva. Como en Escocia. "