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El primer disparate y que criticó Terrassa en la Mira hace quince meses, es que con ese paternalismo tan a la vieja usanza que caracteriza nuestro ilustrísimo ayuntamiento, se informó que el nombre había sido propuesto por los vecinos del barrio, pese a que todavía no hemos encontrado al primero al que alguien le preguntara qué nombre le gustaría para esta superficie de unos cuarenta metros cuadrados. Daba la sensación por el entusiasmo puesto al respecto, que la nominación se había conseguido por una sonora aclamación popular. En su momento recordé el estilo con las formas del No+Do.
El segundo disparate fue llamar Jardines de Palestina a una plazoleta, porque bien podría habérsele puesto Laguna del Sahara o Balneario de Siberia o Playas de Suiza. Pero claro. No se puede discutir, porque esto de los nombres de las calles, como de los disparatados sueldos de los concejales, es cosa de genios y nosotros, pobres desgraciados, no estamos ni estaremos a su altura intelectual... ¡Por eso estamos como estamos!
Así es la vida, Así son y así están las cosas.