Poco después del mediodía, una breve aunque contundente granizada ha tapizado de blanco algunos barrios, dando paso luego a una también breve pero copiosa lluvia que bañó toda la localidad.
Curiosamente, mientras el cielo cubierto resguardaba al aguacero, la montaña de Montserrat brillaba al fondo como con vida propia, acariciada por unos rayos solares que se atrevieron a desafiar la homogeneidad de una tormenta que para ser completa estuvo acompañada por sonoros truenos.
Curiosamente, mientras el cielo cubierto resguardaba al aguacero, la montaña de Montserrat brillaba al fondo como con vida propia, acariciada por unos rayos solares que se atrevieron a desafiar la homogeneidad de una tormenta que para ser completa estuvo acompañada por sonoros truenos.