La noche entre el sábado y el domingo, los europeos deberán mover las manillas de sus relojes adelantándolas una hora para adaptarlas al horario de verano. De esta forma, a las dos de la madrugada del domingo, pasarán a ser las tres.
Una hora menos de sueño para los que descansan, una hora menos de juerga para los parranderos y una menos también, para los que hacen guardia laboral esa noche. Todo ello para -dicen- aprovechar la energía solar y ahorrar la eléctrica, que por mucho ahorro que se alcance, siguen siendo sus facturas en España de las más altas de Europa... ¡Y subiendo!
Una hora menos de sueño para los que descansan, una hora menos de juerga para los parranderos y una menos también, para los que hacen guardia laboral esa noche. Todo ello para -dicen- aprovechar la energía solar y ahorrar la eléctrica, que por mucho ahorro que se alcance, siguen siendo sus facturas en España de las más altas de Europa... ¡Y subiendo!