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Por José Luis Montoya |
Gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de Terrassa y el patrocinio de la extinta Caixa de Terrassa, la casa solariega de la familia Alegre Sagrera fue recuperada para la ciudad a principios de los años 70 y convertida en casa museo para ilustrar la vida cotidiana de la burguesía modernista. Ubicada en el número 29 de la calle Font Vella, su origen se debe al industrial Joaquim de Sagrera, a quien se atribuye un papel importante en el rechazo de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia española. Fue su casa solariega a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y la trasmitió -un tanto maltrecha a causa de los embates sufridos por la guerra- a sus descendientes, Francesc Alegre i Roig y Mercè de Sagrera. Éstos a su vez decidieron restaurarla siguiendo las tendencias estéticas del modernismo y encargando esa reforma al arquitecto Melcior Vinyals.
La fachada del edificio ocupa un amplio espacio en la calle Font Vella, pero pasa un tanto desapercibida por su sobriedad y por la estrechez y concurrencia de esta importante vía comercial. No obstante, si reparamos en ella con atención podremos percibir por su apariencia y dimensiones la gran importancia de este inmueble y de la familia que acogía para la sociedad de la época. Su estilo es ecléctico, de concepción simétrica e incluye balcones de hierro forjado al estilo modernista en su primera planta y ventanas en galería en la segunda (cuyo diseño se atribuye a Josep Puig i Cadafalch). Destaca en ella asimismo un relieve obra de Alexandre de Riquer que exalta la lucha del primer propietario del inmueble contra las tropas napoleónicas.
El edificio consta de un cuerpo central y dos laterales unidos en forma de "U". Tras cruzar el umbral, accedemos a un distribuidor que comunica con un amplio salón central y las habitaciones ubicadas en la fachada principal. Una de esas habitaciones acoge el quarto de reixa (habitación enrejada), que es el nombre popular que recibe en Terrassa la estancia destinada a sala de estar o sala de espera, y que se suele situar a un lateral del vestíbulo de la vivienda y con una ventana que da a la calle. En el caso de la Casa Alegre de Sagrera, conserva toda la decoración y mobiliario original, obra del ebanista Pere Sabater. Fue elaborado hacia 1888 con madera de jacaranda.
En la decoración de esta sala destacan las molduras de yeso y las pinturas del techo, obra de Pere Viver, al igual que el pavimento de baldosas hidráulicas de la Casa Escofet, Tejera y Cía. de Barcelona (precisamente los distintos tramos de suelo de este tipo de cerámica constituyen otro de los atractivos de la casa).
En la sala también se exponen cuadros de artistas como Teresa Romero, Alexandre de Riquer, Josep Ros i Coll, Melcior Domenge o Tomàs Viver.
Comunicando con esta estancia hallamos otra que acoge el despacho de Francesc Alegre i Roig. Se accede a través de una puerta de vidrio glaseado que tiene grabado el escudo de la familia. Es un despacho noble cuyas paredes aparecen cubiertas con arrimaderos de madera que se elevan hasta la imposta, y tapizadas desde ésta hasta el techo. Su mobiliario, de estilo isabelino, procede de otra vivienda de la ciudad y es de mitad del siglo XIX. Asimismo, el suelo de pavimento hidráulico es una reproducción del que diseño en su día el arquitecto Josep Font Gumà.
El salón principal resulta bastante espectacular. Ornado con pinturas murales de Pere Viver que evocan paisajes simbólicos, está dividido en tres espacios separados por columnas de mármol rosa rematadas con capiteles que muestran elementos florales y alegorías a la agricultura, el comercio y la industria textil, los tres motores de la economía egarense a finales del XIX. Alberga parte del mobiliario original de la familia Alegre de Sagrera; concretamente los sofás, el espejo encastrado, sillas, bancos y algunas mesas auxiliares.
El salón se abre a su vez a una galería de estructura metálica cubierta con vidrieras pintadas y emplomadas elaboradas en la empresa barcelonesa Maumejéan, que ofrece vistas al gran jardín exterior.
También con vistas al jardín, pero situado en el ala oeste de la mansión se halla un gran comedor en el que destaca su chimenea de mármol blanco y un enorme plafón ornamental pintado en 1901 por Alexandre de Riquer para el Institut Industrial de Terrassa.
Llama también la atención la escalera noble que da acceso a la planta superior, construida en caoba y en dos tramos y cuyo hueco se halla decorado con pinturas de Joaquim Vancells i Vieta que representan las tres masías propiedad de la familia y una escena en que se aprecia al patriarca luchando contra las tropas francesas en 1818.
Ya en la planta superior del edificio se conservan tres habitaciones del siglo XIX, tres salones con techos muy trabajados, decorados con pinturas murales que aluden a la conquista de México, la historia del rey Salomón y otras escenas bíblicas.
Como espacio museístico, la Casa Alegre de Sagrera, además de la representación de un hogar burgués modernista, alberga también colecciones de arte del fondo museístico municipal con obras de pintores como Fèlix Mestres, Laureà Barrau, Josep Martínez Lozano i Carlos Baca-Flor, así como la Colección Salvans, una interesante recopilación de cerámica y porcelana oriental. También dedica salas dedicadas a los escritores Agustí Bartra y Ferran Canyameres y al dibujante Mateu Avellaneda. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)