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Imagen del 16 de marzo |
Esto me ha traído a la memoria el día en que el alcalde de Fuenlabrada, José Quintana, también socialista, inauguró dos semanas antes de las elecciones municipales de 1995, por sétima vez en seis meses, un parque infantil. Lo que no imaginaba el popular edil fuenlabreño es que una hora después de los fastos paternalistas y electoreros un niño sufrió una grave herida en una pierna al ensartarse una madera que se había desprendido días antes de un tobogán.
Hacer dos actos sobre un mismo sector lúdico en menos de mes y medio, me lleva a recordar cuando en Venezuela en 1998 por expresar en el diario al que asesoraba editorialmente que si la inauguración del asfaltado de cien metros de una calle en Ciudad Bolívar, la capital de Bolívar, el Estado más grande del país, había movilizado pocos días antes de las presidenciales que llevaron al poder a Hugo Chávez, al alcalde y al gobernador, si se hubiese asfaltado la autopista Ciudad Bolívar-Ciudad Guayana, , se tendría que haber invitado al presidente Clinton y a Juan Pablo II.
Aunque aquello produjo la airada reacción del entonces gobernador Jorge Carvajal que pidió mi expulsión del país, no creo que a esta España de la que soy súbdito, le importe mucho que diga que si mañana se arregla la riera de Les Arenes, en proporción comparativa, deberían venir a la inauguración todos los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, también Putin y la señora Putina, para que no se sientan discriminados.
¡Hay que disimular!
Así es la vida. Así son y así están las cosas.