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Por Ricardo Salvador |
En Terrassa donde la opción soberanista se circunscribe al sector céntrico de la ciudad, es decir a su clase media, el actual alcalde, el joven socialista Jordi Ballart, que pone a prueba electoralmente por primera vez un cargo para el que fue escogido por decisión de su antecesor, Pere Navarro, las ha venido planteando en clave municipalista, escudándose posiblemente en su innegable aproximación a los vecinos de los diferentes barrios que han tenido la posibilidad de ver cómo el Ayuntamiento se interesa por sus inquietudes.
Y justamente ese desplome en la tendencia independentista que se experimenta en toda Catalunya, aparte de que podría considerarse otro de los fracasos de Artur Mas, que los ha ido acumulando sin que se sienta responsable, devuelve a los próximos comicios el caracter plebiscitario de una acción de gobierno municipal, y no como pretende la derecha doméstica de uno general y con tintes soberanistas.
En todo caso, la estrategia de los conservadores en el poder y sus "sujetadores" llamados ERC, un verdadero híbrido sin ideología política clara, se centra por una parte, sospechosamente en el escaso interés que generan este tipo de procesos electorales y por la otra en la capacidad de convocatoria para que acudan a votar los simpatizantes de la independencia de cualquier formación que coquetee con ella. Así hicieron con el sonado fracaso del 9-N en el que votaron solamente todos o casi todos los soberanistas pero la participación apenas superó el tercio de unos listados improvisados e inflados a costa de evidentes irregularidades en el censo.
En todo caso, los problemas de Terrassa, o de Sabadell, o de Mataró, etc., son tan diferentes entre sí, como ajenos absolutamente al aprovechamiento que de las circunstancias quieren hacer la gente del ex partido de Jordi Pujol y los del híbrido ideológico que les da apoyo y que será el que saque tajada electoral como consecuencia de la errática política de Artur Mas y de la burguesía que le apoya.
El 24-M son las elecciones municipales y los vecinos deben pensar en sus problemas, en sus soluciones y de momento, el único candidato que así lo plantea es Ballart.