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Por José Luis Montoya |
Hoy en día no queda nada de ese patrimonio, salvo la vivienda de la familia Bosch, que forma parte de los bienes de interés cultural catalogados. Se trata de la Casa Jacint Bosch, ubicada en la zona en que antaño proliferaran los almacenes industriales y próxima también a edificios relevantes para la vida social terrassense. Actualmente permanece viva gracias a la actividad que acoge, y es que desde finales de los 80 es la sede de Minyons de Terrassa, una colla castellera que ya es toda una institución en Terrassa.
Como es lógico, la actividad ha "alterado" un poco la estética interior del edificio, aunque su esencia prevalece y podemos hacernos una idea de cómo se desarrollaba la vida que acogía en tiempos pretéritos. La casa familiar de la familia Bosch se inscribe dentro del legado modernista de la ciudad y fue construida en el año 1912 según el proyecto del arquitecto Josep Ros i Ros, autor de las Cavas Freixenet. Se trata de una vivienda unifamiliar estructurada en planta baja y dos pisos, cuya fachada de ladrillo gris se caracteriza, entre otras cosas, por su simetría. En su planta muestra gran sobriedad, destacando los detalles que enmarcan su puerta de acceso; sin embargo a medida que ascendemos, la fachada deja lugar a una mayor ornamentación. Así, el elemento principal de la fachada es sin duda el mirador del piso principal, que sobresale de la fachada en un cuerpo rectangular sostenido por columnas con capiteles adornados con motivos florales. A ambos lados, las ventanas, amplias y de corte rectangular, resaltan por sus barandas de hierro forjado pintadas en color blanco. También en el piso superior destaca un gran balcón con balaustrada de piedra, flanqueado igualmente por dos ventanas rematadas por dinteles decorativos. Remata la fachada el coronamiento, adornado por tres gabletes.
En lo que se refiere a su interior, el edificio cuenta con un amplio patio posterior que en la actualidad no ofrece mayor particular desde el punto de vista arquitectónico. En el salón principal que da acceso a dicho patio se conserva parte del pavimento de cerámica hidráulica tan propio de la arquitectura modernista catalana, así como las puertas de acceso a las distintas dependencias, coronadas por vitrales de colores. También se conserva la escalera que comunica los distintos niveles de la vivienda y que reciben luz de un lucernario plano de vitral. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)