El mismo día en que los socialistas de Terrassa han decidido que sea el veterano político Alfredo Vega su portavoz municipal, el alcalde ha escrito en su web jordiballart.cat algunos puntos que comienzan a dejar clara su posición para llegar a acuerdos de gobernabilidad, entre los que destaca lo que él considera como una mayoría clara la obtenida por su partido, con solo un tercio de concejales, es decir uno de cada tres.
En relación a los posibles pactos, el alcalde reconoce que no todos los pactos son posibles y en relación a esto, destaca que los pactos deben establecerse a partir de la voluntad popular, no torciéndola y manipulándola, sino respetándola profundamente. Para el alcaldable socialista el respeto a la voluntad de la ciudadanía es fundamental y ello lleva a realizar pactos razonables y coherentes a partir de las ideologías y de los programas, sin forzar las cosas a cualquier precio.
Este es el artículo completo de Jordi Ballart:
Después de unas elecciones, hay que dejar pasar un poco de tiempo para reflexionar sobre el resultado y sobre las opciones que deja abiertas. Ya han pasado dos días y algunas cosas empiezan a estar claras ...
Comenzamos por los hechos ... Nuestra candidatura ganó claramente las elecciones, a mucha distancia de cualquier otra. Lo digo con satisfacción y también con modestia, pero esta es la realidad: tener un 28,21% de los votos y 1/3 de los concejales (9 de 27) es un clarísimo reflejo de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos de Terrassa. La mayoría ha dado su confianza a un equipo y a un programa, a unas prioridades: luchar contra el paro y para crear empleo de calidad, preservar el modelo de Ciudad del Bienestar, mejorar la democracia municipal y apostar por la nueva política sin renunciar el buen gobierno y la eficacia ... Y diseñar, entre todos y todas, la Terrassa que queremos para las próximas décadas de siglo XXI: a través del urbanismo, que es una herramienta muy poderosa, pero yendo mucho más allá y poniendo -el al servicio de las necesidades de las personas, del presente y del futuro de la ciudad.
El resultado electoral no admite discusión. Es comprensible que todo el mundo interprete de la mejor manera posible sus resultados, hayan sido mejores o peores, pero un 28,21% de los votos y 9 concejales son realidades incuestionables. Entiendo que no gusten a todos, claro que sí. Sin embargo, los hechos son los hechos. Y la voluntad popular es la misma.
En otras ciudades, con porcentajes mucho menores de votos y de concejales, hay quien no ha tardado ni un día a proclamarse Alcalde. Demasiada prisa, me parece a mí ... Pero también es cierto que quien gana es a quien le toca gobernar y en todo caso, si lo necesita, le corresponde también abrir un cierto abanico de pactos razonables.
No todos los pactos son posibles ni presentables. Legales, sí, sin duda. Pero uno no puede predicar que hay que hacer una nueva política y luego caer en los trucos y juegos de manos de la vieja política. El poder no lo justifica todo. Hay fórmulas de pactos que quizás suman bastante concejales para conseguir una alcaldía, pero la buena política no se puede reducir a sumar sillas: sería una irresponsabilidad dejar de lado los programas, la ideología, la voluntad del pueblo.
Ya sabemos que esto ha ocurrido en algunas ciudades, en anteriores elecciones, y quizás también acabe pasando ahora. Pero este tipo de inventos nunca han terminado bien. Ni para los partidos que juegan a estos juegos extraños ni mucho menos para la ciudadanía: al final, quien siempre sale perdiendo es la ciudad.
Los pactos deben establecerse a partir de la voluntad popular: no dándole la vuelta y manipulando, sino respetando profundamente. Para mí, el respeto a la voluntad de la ciudadanía es fundamental. Y esto lleva a pensar en pactos razonables y coherentes, a partir de las ideologías y de los programas, sin forzar las cosas a cualquier precio.
Nuestra candidatura -y futuro grupo municipal- está abierta a hablar con todo el mundo, sin lugar a dudas. Creo que en el Ayuntamiento, como ya hemos demostrado muchísimas veces en el pasado, debe haber margen para llegar a determinados acuerdos entre todas las fuerzas políticas. Y margen también para acuerdos, más o menos puntuales o permanentes, entre fuerzas políticas que coinciden o que están cercanas en algunas cuestiones.
El próximo mandato debe ser un mandato de diálogo, de acuerdos, de pactos. Este ha sido mi compromiso y lo cumpliré: el Ayuntamiento debe ser de todos, como el alcalde. Pero también es cierto que esto debe hacerse a partir de un respeto escrupuloso a la voluntad mayoritaria, que es la que marca la tendencia principal.
Por tanto, en este momento nuestra candidatura tiene un mandato clarísimo, a partir del cual es posible explorar pactos y acuerdos, e incluso mayorías aún más amplias. Pienso que eso sería bueno para la ciudad, pero sin hacer piruetas ideológicas excesivas: la ciudadanía merece todo el respeto y la honestidad en la gestión generosa y sensata de los resultados electorales.
En los próximos días, pues, tocará pensar y dialogar mucho. Especialmente con las fuerzas de izquierdas, tal y como han expresado rotundamente los ciudadanos en las urnas. Pero no tengamos prisa. Pronto podremos ver cuáles son las posibilidades más coherentes y qué margen hay para tejer buenos acuerdos y empezar a dibujar las líneas maestras de la política municipal para los próximos años...
En relación a los posibles pactos, el alcalde reconoce que no todos los pactos son posibles y en relación a esto, destaca que los pactos deben establecerse a partir de la voluntad popular, no torciéndola y manipulándola, sino respetándola profundamente. Para el alcaldable socialista el respeto a la voluntad de la ciudadanía es fundamental y ello lleva a realizar pactos razonables y coherentes a partir de las ideologías y de los programas, sin forzar las cosas a cualquier precio.
Este es el artículo completo de Jordi Ballart:
Después de unas elecciones, hay que dejar pasar un poco de tiempo para reflexionar sobre el resultado y sobre las opciones que deja abiertas. Ya han pasado dos días y algunas cosas empiezan a estar claras ...
Comenzamos por los hechos ... Nuestra candidatura ganó claramente las elecciones, a mucha distancia de cualquier otra. Lo digo con satisfacción y también con modestia, pero esta es la realidad: tener un 28,21% de los votos y 1/3 de los concejales (9 de 27) es un clarísimo reflejo de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos de Terrassa. La mayoría ha dado su confianza a un equipo y a un programa, a unas prioridades: luchar contra el paro y para crear empleo de calidad, preservar el modelo de Ciudad del Bienestar, mejorar la democracia municipal y apostar por la nueva política sin renunciar el buen gobierno y la eficacia ... Y diseñar, entre todos y todas, la Terrassa que queremos para las próximas décadas de siglo XXI: a través del urbanismo, que es una herramienta muy poderosa, pero yendo mucho más allá y poniendo -el al servicio de las necesidades de las personas, del presente y del futuro de la ciudad.
El resultado electoral no admite discusión. Es comprensible que todo el mundo interprete de la mejor manera posible sus resultados, hayan sido mejores o peores, pero un 28,21% de los votos y 9 concejales son realidades incuestionables. Entiendo que no gusten a todos, claro que sí. Sin embargo, los hechos son los hechos. Y la voluntad popular es la misma.
En otras ciudades, con porcentajes mucho menores de votos y de concejales, hay quien no ha tardado ni un día a proclamarse Alcalde. Demasiada prisa, me parece a mí ... Pero también es cierto que quien gana es a quien le toca gobernar y en todo caso, si lo necesita, le corresponde también abrir un cierto abanico de pactos razonables.
No todos los pactos son posibles ni presentables. Legales, sí, sin duda. Pero uno no puede predicar que hay que hacer una nueva política y luego caer en los trucos y juegos de manos de la vieja política. El poder no lo justifica todo. Hay fórmulas de pactos que quizás suman bastante concejales para conseguir una alcaldía, pero la buena política no se puede reducir a sumar sillas: sería una irresponsabilidad dejar de lado los programas, la ideología, la voluntad del pueblo.
Ya sabemos que esto ha ocurrido en algunas ciudades, en anteriores elecciones, y quizás también acabe pasando ahora. Pero este tipo de inventos nunca han terminado bien. Ni para los partidos que juegan a estos juegos extraños ni mucho menos para la ciudadanía: al final, quien siempre sale perdiendo es la ciudad.
Los pactos deben establecerse a partir de la voluntad popular: no dándole la vuelta y manipulando, sino respetando profundamente. Para mí, el respeto a la voluntad de la ciudadanía es fundamental. Y esto lleva a pensar en pactos razonables y coherentes, a partir de las ideologías y de los programas, sin forzar las cosas a cualquier precio.
Nuestra candidatura -y futuro grupo municipal- está abierta a hablar con todo el mundo, sin lugar a dudas. Creo que en el Ayuntamiento, como ya hemos demostrado muchísimas veces en el pasado, debe haber margen para llegar a determinados acuerdos entre todas las fuerzas políticas. Y margen también para acuerdos, más o menos puntuales o permanentes, entre fuerzas políticas que coinciden o que están cercanas en algunas cuestiones.
El próximo mandato debe ser un mandato de diálogo, de acuerdos, de pactos. Este ha sido mi compromiso y lo cumpliré: el Ayuntamiento debe ser de todos, como el alcalde. Pero también es cierto que esto debe hacerse a partir de un respeto escrupuloso a la voluntad mayoritaria, que es la que marca la tendencia principal.
Por tanto, en este momento nuestra candidatura tiene un mandato clarísimo, a partir del cual es posible explorar pactos y acuerdos, e incluso mayorías aún más amplias. Pienso que eso sería bueno para la ciudad, pero sin hacer piruetas ideológicas excesivas: la ciudadanía merece todo el respeto y la honestidad en la gestión generosa y sensata de los resultados electorales.
En los próximos días, pues, tocará pensar y dialogar mucho. Especialmente con las fuerzas de izquierdas, tal y como han expresado rotundamente los ciudadanos en las urnas. Pero no tengamos prisa. Pronto podremos ver cuáles son las posibilidades más coherentes y qué margen hay para tejer buenos acuerdos y empezar a dibujar las líneas maestras de la política municipal para los próximos años...