Eso es lo que aparentemente se cocina para desconocer el claro triunfo de Jordi Ballart en las urnas. Ballart, pese a que el partido en el que milita hace tiempo se escoró en la derecha, es un hombre claramente de izquierdas, pero cuando de cargos bien pagados se trata, cualquier alianza, cualquier pacto les viene bien a los hipijos (o jipi-pijos, algo así llaman los jóvenes terrassenses locales a los discípulos de Maduro), y a los estancados, aunque sea a espaldas de las preferencias populares
Un PSC temeroso del carisma de Ballart no se atreve a apoyarlo
Por otro lado, pero en el mismo orden de ideas, en medio de tanta mediocridad encarnada por los últimos tres primeros secretarios del PSC, Montilla, Navarro e Iceta, la figura de Jordi Ballart emerge carismática y con futuro, con ideas claras y de izquierda y eso asusta a los inútiles que dirigen su partido, es decir a aquellos que han hecho de la política su medio de vida, y el cambio e ideas refrescantes que rezuma el joven líder egarense, les pueden enviar al paro. Por eso, para ellos parece ser que es mejor que Ballart no siga siendo alcalde y aún más, que cumpla su promesa de que si no lo logra, se retirará de la política.
Y esto parecen saberlo los nuevos y viejos mercaderes de la decadente política, para quienes los resultados o la tendencia de quienes dicen representar, o sus promesas de respeto o irrespeto, les tienen sin cuidado. Así las cosas, con un alcalde en funciones huérfano de apoyos partidistas, sin nadie "de arriba" que participe en las negociaciones para posibles acuerdos, el zarpazo resultará más fácil.
Lo que está sucediendo en mi querida Terrassa natal, me trae a la mente la imagen de una manada de hienas al acecho,
El sábado los concejales eligen alcalde
Este sábado, siguiendo las normas constitucionales, los 27 concejales, 9 del PSC, 6 de TeC, 4 de ERC, 3 de CiU, 3 de C's, 1 del PP y 1 de la Cup, votarán para escoger al nuevo alcalde y estamos a un paso de ver cómo se reinterpreta subjetivamente y en base a reparticiones muy convenientes, la voluntad popular que si bien no fue por mayoría absoluta, si dio una clara ventaja al socialismo local.
Como siempre, el pueblo decide y las conveniencias personales disponen. A eso nos han acostumbrado los políticos de la casta y los novatos madurochavistas, por simple y básica conveniencia, no han tardado en aprender la lección.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.