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Channel: Terrassa en la Mira
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El dragón que gira y gira

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Por José Luis Montoya
La historia mágica de Terrassa, como la de muchas ciudades con pasado medieval, está muy ligada a las leyendas de dragones. El de aquí se cuenta que habitaba en una cueva situada en el macizo montañoso de Sant Llorenç del Munt, y de allí se supone que desciende escupiendo fuego, acompañado por los diablos, todos los años durante las fiestas patronales. De todos es conocido el cariño que los catalanes sentimos por los dragones, a pesar de ser un ser mitológico derrotado por San Jorge, gesta que festejamos anualmente con rosas y libros desde hace siglos.

Por ello no es de extrañar que alguien pensara que un dragón sería el sujeto ideal para una creación artística que adornase la ciudad. La escultura en cuestión es obra de Àngel Màdico  y puede contemplarse en la Plaza de Catalunya, donde fue instalada el 23 de abril de 1984 bajo el título de  Drac Màgic. Hoy en día se la conoce por el nombre más sencillo de 'El Drac' (El dragón).

La escultura fue concebida por su autor con elementos dinámicos que jugaban con el sonido, la luz y el agua. Su emplazamiento inicial estaba rodeado por una pequeña balsa de agua y la estructura de acero que emula al mítico giraba a modo de veleta sobre una peana y un mecanismo que aprovechaba la energía eólica motora accionaba mecanismos que expulsaban pequeños chorros de agua pulverizada e iluminaban sus ojos. Sin embargo, los numerosos actos vandálicos destrozaron estos mecanismos y la escultura de acero inoxidable, de 160 kilos de peso, fue instalada sobre una peana de cuatro metros de altura y dichos mecanismos dejaron de funcionar, manteniendo, eso sí, sus característicos giros a merced de los caprichos de Eolo. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)

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