En el número 15 de la placeta de la Creu Gran de Terrassa se erige una vivienda de corte novecentista que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad y, como tal está protegida como bien de interés local. Construida en 1850 por el arquitecto Modest Feu i Estrada y reformada en 1915 por Josep Masdéu i Puigdemasa, se sabe poco acerca de su historia y se especula con que pudo ser la residencia de Jaume Guillamet.
Si observamos este edificio desde el centro de la plaza, fijándonos en el chafrán, lo primero que percibiremos es su concepción simétrica, muy acorde con los criterios de la arquitectura de finales del XIX y principios del XX. Nos encontramos ante una construcción de planta baja y tres pisos que destaca, entre otros elementos, por sus balcones con baranda de hierro forjado y sus oberturas bajo dinteles con frontones decorados y sostenidos por canecillos.
La esquina presenta forma de curva y constituye un cuerpo central que separa las dos partes de la fachada. En dicha forma curva se ubica el acceso a la vivienda y a sus lados, ambos cuerpos de fachada aparecen flanqueados por dos pilastras rematadas con capiteles corintios en el primer piso. Idéntica solución se utiliza para la finalización del edificio, que aparece coronado por una gran balaustrada bajo la cual destacan elementos esgrafiados y nuevamente el recurso del canecillo como soporte del alero. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)
Si observamos este edificio desde el centro de la plaza, fijándonos en el chafrán, lo primero que percibiremos es su concepción simétrica, muy acorde con los criterios de la arquitectura de finales del XIX y principios del XX. Nos encontramos ante una construcción de planta baja y tres pisos que destaca, entre otros elementos, por sus balcones con baranda de hierro forjado y sus oberturas bajo dinteles con frontones decorados y sostenidos por canecillos.
La esquina presenta forma de curva y constituye un cuerpo central que separa las dos partes de la fachada. En dicha forma curva se ubica el acceso a la vivienda y a sus lados, ambos cuerpos de fachada aparecen flanqueados por dos pilastras rematadas con capiteles corintios en el primer piso. Idéntica solución se utiliza para la finalización del edificio, que aparece coronado por una gran balaustrada bajo la cual destacan elementos esgrafiados y nuevamente el recurso del canecillo como soporte del alero. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)