Las hermanas de la Orden de San José, las monjas josefinas, se instalaron en Terrassa en 1878. Dedicadas a atender a los enfermos era cuestión de poco tiempo que precisaran un lugar amplio en el que ejercer en condiciones su apostolado. Por ello se construyó en 1901 este convento, siguiendo pautas de unmodernismo austeroacorde con los usos del edificio. Financiado mediante suscripción popular y una donación del industrial Alfons Sala i Argemí, la obra fue encargada al arquitecto municipalLluís Muncunill, quien dotó al edificio de uno de los elementos distintivos de su propio estilo arquitectónico.
El Convent de les Josepines (Convento de las Josefinas) presenta una gran simplicidad en su propuesta formal, en la que destacan las numerosas oberturas que aparecen en sus muros. La característica principal de esas oberturas es la utilización de dobles ventanas rematadas con arcos. La capilla anexa se construyó seis años después y es la que presenta el elemento modernista característico que Muncunill utilizaría en trabajos posteriores como la Masía Freixa: los arcos parabólicos.
El edificio ocupa toda una isleta de casas, cubriendo totalmente con su fachada el tramo correspondiente a la calle Concili Egarenc, donde tiene su acceso principal. Se construyó con muros de mampostería (ladrillo visto) y tiene planta en forma de "L" gracias a la unión de la capilla con el gran frontal del convento. Es un edificio de gran rotundidad, tanto por sus dimensiones como por su aspecto pétreo. Tal vez por esa razón el arquitecto municipal recurrió al uso de las dobles ventanas y a su estilización mediante arcos apuntados que contrastan con la verticalidad que imponen la línea de imposta del primer piso y la cornisa.
En la capilla destaca el uso de los arcos parabólicos, que acentúan la verticalidad interior del edificio, y que soportan bóvedas de clara influencia gaudiniana. Los mismos arcos -ciegos en este caso- se utilizan como solución estética en las paredes externas del templo.
La Casa dels Malalts (Casa de los Enfermos), como también era conocido el convento, fue usada como refugio antiaéreo durante la Guerra Civil y se excavó en su interior un subterráneo a tal efecto que aún puede visitarse. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)