Por José Luis Montoya.- Hubo un tiempo en que Terrassa tuvo sus propios grandes almacenes. Fue antes de que El Corte Inglés eligiera Sabadell para su expansión hacia el Vallès y su obertura supuso un gran acontecimiento para la ciudad, que por fin disponía de un edificio de siete plantas comunicadas por escaleras mecánicas, donde podías comprarte el último long play o CD (carísimo entonces) de Alan Parsons Project, una batería de cocina Bra o un polo Lacoste. El edificio se conocía como Europrix y fue promovido por Banca Catalana. En su interior, además, daba cabida a la mítica emisora Radio Club 25, uno de los referentes musicales de toda una generación, no solo vallesana, sino de más allá de la comarca. Sin embargo, en el año 1984 el negocio fue a la quiebra, el sueño de los grandes almacenes se vino abajo y los propietarios del inmueble tuvieron que buscar alternativas.
Transformado en edificio de oficinas y con el nombre de Guttemberg, en 2004 se le quiso dar otro aire y se encargó a los arquitectos Xavier Vancells, Franc Fernández yCarles Puig un proyecto para rediseñar su fachada, armonizándola con el nuevo entorno. De paso, se aprovechó para adaptar un edificio construido en 1970 a la normativa vigente.
El equipo de arquitectos optó por superponer a la fachada una estructura de cristal oscuro que cubriera el edificio con una segunda piel traslúcida. Para ello se jugó con la volumetría del edificio, evitando la verticalidad, evitando la verticalidad homogénea y adoptando diversos planos de inclinación para conferir al conjunto una idea más dinámica.
El resultado fue una "actualización" que ha permitido a los 60 negocios que alberga el edificio, contar con una sede más o menos moderna que no desentona con el estilo del los nuevos edificios que se construyeron tras el soterramiento de los Ferrocarriles de la Generalitat.
En palabras de los artífices de la idea, "La nueva fachada se convierte así en un sistema de muro cortina ventilado de doble piel. Esta operación confiere un nuevo contorno de fachada adaptado a la sección retranqueada de la fachada existente, suavizando su apariencia formal. Las diferentes inclinaciones de los tres planos de la fachada provocan varias interacciones del vidrio con el entorno. El plan inferior, ligeramente inclinado hacia el espacio público inmediato, refleja la actividad existente en la calle e intensifica su materialidad. El plan intermedio se dispone en posición estrictamente vertical modificando la intensidad lumínica y generando una transición hacia el plan superior. Este se inclina hacia el cielo desmaterializando su presencia".
El sistema de doble muro cortina posee además, según se explica en la página web de los citados arquitectos, supone un mecanismo que permite regular la climatización del edificio, lo que redunda en un ahorro energético importante.
La reforma se llevó a cabo en el año 2005 con un presupuesto de 2.005.935 euros. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)