Desde luego, la idea de poner en mi barrio propaganda socialista ha sido de muy mal gusto, porque si bien es cierto que la gente mayoritariamente es de izquierdas, también lo es que son, también mayoritariamente, constitucionalistas y con la tontería supina que hizo Ballart para no perder su muy bien pagado “curro" los españoles han dejado de confiar, al menos en nuestra localidad, en aquella formación que un día fue progresista y que hoy es capaz de pactar hasta con el diablo para conseguir sus objetivos, que extrañamente son los de sus votantes.
La cuestión es que esa propaganda se la podían, al menos en el barrio, haber ahorrado y creo que a nivel de la autonomía también, porque el socialismo ha dejado de ser una opción. Las derivas, como las marcadas por nuestro alcalde son peligrosas y colaboran enormemente al aumento del desprestigio de la casta.
Definitivamente, así como Junts pel Sí parece ser la única opción válida del independentismo, sin olvidar a la CUP, para los que son españoles y se sienten como tales o los que temen a una aventura que aislará Catalunya durante muchos años y que solamente favorecerá a algunos políticos y sus oscuros secretos o evidentes ambiciones, tendrán en Podemos y sus aliados, la opción de izquierdas, en el PPC la de derechas y en Ciutadans la de centro. ¿El socialismo? Es una caja de sorpresas que nos lleva de un extremo a otro del arco político y de uno a otro entre soberanismo y constitucionalismo, dependiendo de la dirección que lleve el viento de las oportunidades. En todo caso, los despistados de siempre quizás den nuevos aires al partido de Pedro Sánchez, creyéndolo constitucionalista. Ya tendrán luego tiempo para arrepentirse.
Así es la vida. Así son y así están las cosas