Yo no digo que no hayan mesas del agua que por mucho que intercambien opiniones a final se hará lo que el ayuntamiento quiera, ni que vengan comisionados con un currículo impresionante, porque lo que Terrassa necesita es un gestor... Un empresario, que administre ya sea a través de una empresa privada o pública. Nada más. El resto se corresponde con la verborrea inútil que caracteriza a los políticos para justificar sus disparatados sueldos (aunque algunos necesiten redondearlos para mantener contacto, dice uno, con sus respectivas profesiones... ¡No se hubiesen fijado en la política, caramba, que necesita dedicación exclusiva!).
Pues eso. Un gestor de la administración del agua, pero además un catador, porque el agua de nuestra localidad podrá ser muy sana, pero tiene un sabor asqueroso... algo así como el aceite de hígado de bacalao que me daba mi abuela para engordar, que era muy sano pero que lograba producirme unos vómitos épicos. Además, debe ser alguien que sepa que el agua potable no es la de las piscinas y que la cal no solamente estropea máquinas, sino humanidades.
Las soluciones de la vida, cuando no hay políticos cerca, son simples y baratas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.