La deriva y ambigüedad del PSC no solamente ha quedado patéticamente reflejada en Terrassa con su "conveniente" alianza con la derecha local (CDC, por cierto salpicada por incontables casos de corrupción, el último el de su tesorero, Adreu Viloca, en fase, eso sí, de presunción, aunque ya ha sido detenido por el asunto ese de las comisiones que tanto inquieta a Mas), para no perder las jugosas mieses del poder. La idea de falta de ideas de la que adolece el PSC y que ha llegado a infectar a sus militantes se traduce hoy, en la renuncia al MES de Antoni Castells, que ya había renunciado al socialismo hace un año. Sigue los pasos de Montserrat Tura que transitó por el mismo camino lo que nos lleva a determinar que la política no es una vocación dedicada al servicio público, sino un oficio rendido a las conveniencias personales.
Lo anterior junto a muchos elementos más, dejan claro que nuestra democracia, nacida entre los escombros del franquismo, no ha superado muchos de los viejos errores y es por ello que necesita una completa regeneración; clama a gritos por dejar atrás la transición. Pide con vehemencia gente nueva que no sea como el caso de Pedro Sánchez y otros, un clon de los disparates que dejaron su triste impronta en la política, sino que recordando que el culo no tiene ojos, miren hacia el futuro, anclando su génesis en el presente que ya es de por sí, resultado de los éxitos y errores del pasado.
La crónica histórica que escribe en estos momentos la agonía del PP, observa atónita la conversión en zombi de un un partido que lejos de ser de izquierdas ha hecho del vergonzoso populismo y del paternalismo clerical, sus justificantes para llamarse, embarrados de capitalismo, socialistas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Lo anterior junto a muchos elementos más, dejan claro que nuestra democracia, nacida entre los escombros del franquismo, no ha superado muchos de los viejos errores y es por ello que necesita una completa regeneración; clama a gritos por dejar atrás la transición. Pide con vehemencia gente nueva que no sea como el caso de Pedro Sánchez y otros, un clon de los disparates que dejaron su triste impronta en la política, sino que recordando que el culo no tiene ojos, miren hacia el futuro, anclando su génesis en el presente que ya es de por sí, resultado de los éxitos y errores del pasado.
La crónica histórica que escribe en estos momentos la agonía del PP, observa atónita la conversión en zombi de un un partido que lejos de ser de izquierdas ha hecho del vergonzoso populismo y del paternalismo clerical, sus justificantes para llamarse, embarrados de capitalismo, socialistas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.