Hay escenas que nuestras autoridades conservadoras o no ven o no quieren ver, pero que están ahí. Quizás en esta o en la otra calle. A lo mejor a veces se ven poco y otras, muchas. Lo único que es cierto, es que solamente se ven en los barrios, porque el área central, que es la de la influencia consistorial, desde luego está como una patena sucia, pero como una patena, a fin de cuentas. Es la que recibe, para ser claros, el maquillaje superficial.
En la imagen que acompaña esta nota, captada por José María Oller Pérez en La Cogullada, se nota, desde luego, la mano de los incívicos, pero al mismo tiempo la desidia oficial, porque así como hay tiempo para correr para que en el centro esto no se vea, ese tiempo sobra en los barrios para ir cuando sea posible. (En el mío, por ejemplo, las papeleras se vacían cada varios días e incluso una vez a la semana).
En todo caso, aparte del incivismo de algunos, no debemos dejar de reconocer que ,en los barrios también, los contenedores se hacen insuficientes y en ocasiones no queda más remedio a los vecinos que dejar los escombros fuera de ellos.
Así es la vida. Así es Terrassa, aunque nuestras preclaras autoridades no lo vean ni lo quieran ver. Así son y así están las cosas.
En la imagen que acompaña esta nota, captada por José María Oller Pérez en La Cogullada, se nota, desde luego, la mano de los incívicos, pero al mismo tiempo la desidia oficial, porque así como hay tiempo para correr para que en el centro esto no se vea, ese tiempo sobra en los barrios para ir cuando sea posible. (En el mío, por ejemplo, las papeleras se vacían cada varios días e incluso una vez a la semana).
En todo caso, aparte del incivismo de algunos, no debemos dejar de reconocer que ,en los barrios también, los contenedores se hacen insuficientes y en ocasiones no queda más remedio a los vecinos que dejar los escombros fuera de ellos.
Así es la vida. Así es Terrassa, aunque nuestras preclaras autoridades no lo vean ni lo quieran ver. Así son y así están las cosas.