La cuestión es que en el bagaje del joven dirigente político local, que como buen socialista contemporáneo carece de una ideología clara, solamente cuentan desastres electorales. El primero es ese 11 por ciento de votos que perdió en las últimas municipales, que casi triplicó la pérdida media de votos de la formación de Iceta a nivel catalán,que se sumó meses después al catastrófico 46 por ciento de retroceso que registró el socialismo egarense entre las autonómicas del 2012 y el 2015, muy superior asimismo, a la media socialista del Principado. El primer castigo que costó a los socialistas locales dos concejales se debió a la ambigüedad política que caracterizó a un gobierno municipal marcado por el uso y abuso de los medios informativos y un populismo extremo; el segundo, más acusado, sancionó su giro a la derecha y una alianza con el independentismo opción con la que que en general el socialismo local (principalmente el de los barrios) no comulga.
En todo caso, de cara a los ciudadanos esta previsible debacle del partido que inició su andadura en democracia con el engaño de la OTAN perpetrado por Felipe González, tiene escasa importancia, porque así como ERC sacará la cara por el independentismo frente a una Democracia y Libertad que pretende disimular con ese nombre que es el partido de los Pujol de toda la vida y de un Mas errático y poco creíble, Ciutadans lo hará por la derecha, hundido definitivamente el PPC y En Comú Podem tomará el necesario testigo para liderar una izquierda a la que deja huérfana un partido en franca decadencia.
Todo lo anterior viene a cuento por las elecciones generales del próximo domingo, en las que a los desaciertos de Ballart a nivel local se suma la increíble falta de personalidad de Pedro Sánchez,un sujeto que parece un calco de Zapatero, el hombre que inició los recortes, dio los primeros pasos para retrasar la edad de jubilación a los 67 años hasta el momento ha sido el único en congelar las pensiones y que ofreciendo el pleno empleo, dejó casi seis millones de parados. La caída del socialismo que se prevé espantosa a nivel nacional, puede ser caótica en Catalunya y siguiendo la tendencia de los dos últimos procesos, en Terrassa, decididamente apocalíptica.
Así es como lo veo, aunque en una semana pueden producirse muchas sorpresas y lo que hoy parece negro, puede en definitiva ser blanco. Con tantos intereses de por medio y con una casta que ve peligrar sus privilegios, un fantasma puede ser convertido en zombi y un ángel en demonio. El tradicional bipartidismo bien puede valer un esfuerzo supremo, aunque en esta ocasión puede colisionar con la creciente madurez política del ciudadano.
Asi es la vida. Así son y así están las cosas.