España es una monarquía constitucional y mientras no se diga lo contrario, Catalunya forma parte del Reino, como en su momento lo formó de Aragón. Así las cosas, es normal y rutinario que los símbolos que presiden las instituciones, son los de la Jefatura del Estado, cargo que ostenta Felipe VI.
Sin embargo, no sé si por inmadurez, o rebeldía juvenil, o por querer parecer independentistas algunos o hacer creer que son los rebeldes del 68 los otros, en esta, nuestra Terrassa natal, un grupo de concejales se ha saltado a la torera su función de representantes de TODOS los ciudadanos de la localidad y ha olvidado los acuciantes problemas que la aquejan, comenzando con una de las más altas tasas de paro del Vallés Occidental, pobreza, hambre, suciedad, transporte decadente, aceras y asfaltados paupérrimos y miles de problemas más y, como niños jugando a ser traviesos, han arremetido contra unos símbolos que mucha gente ni siquiera sabía que existían.
Es triste ser pobre y ver que nuestros problemas interesan menos que sacar un busto sin vida y sin alma. Todo para que su entorno de aduladores les diga "¡Qué bien lo has hecho, fulanito!" y todos tan contentos.
Yo siempre he sido y así lo he dicho a través de estas consejas o de los Comentarios y cuentos, republicano convencido, pero mi lucha no irá contra una efigie para jactarme de que soy un luchador, ni menos cuando esa efigie representa el sentimiento democrático de otros millones de españoles y catalanes. Mi lucha la planteo a través de las palabras y las ideas y si estuviera en mi poder, no antepondría jamás tonterías como tumbar estatuas antes de solucionar los problemas de mis pares.
Hagan lo que quieran con las estatuas, pero, señores concejales, por favor maduren y dejen los gestos para los mimos.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Sin embargo, no sé si por inmadurez, o rebeldía juvenil, o por querer parecer independentistas algunos o hacer creer que son los rebeldes del 68 los otros, en esta, nuestra Terrassa natal, un grupo de concejales se ha saltado a la torera su función de representantes de TODOS los ciudadanos de la localidad y ha olvidado los acuciantes problemas que la aquejan, comenzando con una de las más altas tasas de paro del Vallés Occidental, pobreza, hambre, suciedad, transporte decadente, aceras y asfaltados paupérrimos y miles de problemas más y, como niños jugando a ser traviesos, han arremetido contra unos símbolos que mucha gente ni siquiera sabía que existían.
Es triste ser pobre y ver que nuestros problemas interesan menos que sacar un busto sin vida y sin alma. Todo para que su entorno de aduladores les diga "¡Qué bien lo has hecho, fulanito!" y todos tan contentos.
Yo siempre he sido y así lo he dicho a través de estas consejas o de los Comentarios y cuentos, republicano convencido, pero mi lucha no irá contra una efigie para jactarme de que soy un luchador, ni menos cuando esa efigie representa el sentimiento democrático de otros millones de españoles y catalanes. Mi lucha la planteo a través de las palabras y las ideas y si estuviera en mi poder, no antepondría jamás tonterías como tumbar estatuas antes de solucionar los problemas de mis pares.
Hagan lo que quieran con las estatuas, pero, señores concejales, por favor maduren y dejen los gestos para los mimos.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.