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Channel: Terrassa en la Mira
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Hotel La Mola, vanguardia campestre

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La prestigiosa marca hotelera DoubleTree By Hilton cuenta desde 2008 con un establecimiento en Terrassa, ubicado en los terrenos del antiguo Mas Bonvilar, al amparo del campo de golf. El hotel La Mola se vertebra en torno a un conjunto de edificios de formas rectangulares y corte vanguardista que contrastan armónicamente con el paisaje, gracias a su perfil bajo y a la calidez de la paleta de colores elegida para su fachada, que juega con los tonos de la tierra.

Concebido para Layetana Inmobiliaria por el estudio de arquitectura B720, de Fermín Vázquez, el proyecto contempló la construcción de un gran hotel de 198 habitaciones distribuido en cuatro bloques. De esta manera, se minimizó el impacto que hubiera representado un edificio de semejantes características, optando por una volumetría esparcida en horizontal y con poca altura. El edificio central, que actúa como recepción y acoge también equipamientos (restaurante y bar), se halla semienterrado y en su parte baja da acceso a la terraza. A sus lados se hallan dos bloques que acogen las habitaciones, que constan de una planta sótano destinada a servicios y actividades complementarias del hotel y tres plantas sobre rasante con las habitaciones dispuestas longitudinalmente a lo largo de un pasillo central. Se favorece así las vistas sobre el club de campo.

El bloque destinado a acoger las convenciones que se organizan en el hotel dispone de tres plantas de mayor altura. En su interior se halla un auditorio, espacios polivalentes y salas de reunión para distintos eventos. Siguiendo el mismo planteamiento de abrir el edificio al  la calma del paisaje, los espacios comunes de ese edificio se ubican en la fachada sur. Las habitaciones de ese módulo disponen de pequeños balcones cubiertos por un sistema de protección solar a modo de paneles de malla metálica. Dichos paneles constituyen el elemento singular que da carácter al conjunto con sus franjas horizontales de colores cálidos, que contrastan con el verde de la vegetación circundante.

El interior del edificio es de gran sobriedad, llegando incluso a rozar la frialdad en algún caso, como el de la recepción, donde el cemento adquiere un protagonismo notorio, solo suavizado por el uso de la madera. El salón que se halla en la parte superior de la recepción y que da acceso a uno de los restaurantes del complejo hotelero se ha concebido en un interiorismo casi monocromático vertebrado en torno a marrones y beige que contrastan con el cristal y la madera en listones. Una gran cristalera franqueada por una espectacular estructura de acero corten da acceso al jardín. Dicha estructura dialoga con la fachada inferior y se prolonga como un nexo de unión entre dos de los bloques que conforman el conjunto hotelero

El proyecto ocupa una superficie de 16.917 metros cuadrados y tuvo un coste de casi 40 millones de euros.
(José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)

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