Mientras planea sobre el Hospital de Terrassa la posibilidad de hacer nuevos recortes, debido a su déficit de cinco millones de euros, que no serán compensados con los sueldos de los políticos, sino los de sus trabajadores, que no sean enviados al paro, en Terrassa, los líderes conservadores, García Albiol, mandamás del PPC en Catalunya y Jordi Ballart del PSC en Terrassa, les preocupa más en apariencia aquel busto del Rey que fue retirado del ayuntamiento.
De esta forma, ambos líderes conservadores, uno atrincherado en un partido que no se avergüenza de su condición de derechas y el otro que lo hace tras unas siglas que no tienen de izquierdas más que el nombre, han traido a nuestro terreno la guerra sin cuartel que libran PP y PSOE por encabezar ese estrecho espacio político escorado claramente a estribor, que les ha permitido en alternancia, desmantelar poco a poco el estado de bienestar por el que tantos años lucharon los españoles.
La cosa es que lo serio de los últimos días y que ha recogido El País, es que las finanzas del hospital del Consorcio Sanitario de Terrassa no van del todo bien, es más, el agujero deficitario parece más bien un agujero negro y se corre el riesgo de que la Generalitat pueda aterrizar en as parcelas de su gestión. Ante este panorama, los geniales gestores actuales proponen un recorte de 3,5 millones de euros, lo que sin duda comportaría afectar sueldos y puestos de trabajo, lo que se antoja dantesco, dado que este centro, como muchos otros de Cataluña ya había pasado por la guillotina con la que convergentes, populares y socialistas evitaron que los amos del poder pudiesen resultar afectados por sus propios errores, porque para eso están los ciudadanos de a pie.
En fin. Que una cosa es el hospital y la otra la política. Y en este último plano, resulta que estuvo por estas tierras García Albiol y en momentos en que es más interesante la polémica generada por el tamaño del culo de las hermanas Kardassian, sacó de la chistera la famosa eliminación del busto del nieto putativo de Framco. Y Ballart que debió quedarse callado, porque hay momentos en que es mejor hacerlo, no solamente dio su versión de la moción para sacar una estatuilla de las entrañas del consistorio, sino que además, arremetió contra su colega en las tendencias conservadoras, porque entre otras sandeces, el ex alcalde de Badalona alabó la labor en Valencia de Rita Barberá.
Es cierto que a unos les pueda gustar la Barberá y a otros no, lo que en lo personal me tiene sin cuidado porque a mí la que me 'chifla' es la Charlize Theron.
En resumen: que seguimos siendo un país de pandereta.
Así es la vida. Así son y así esán las cosas.
De esta forma, ambos líderes conservadores, uno atrincherado en un partido que no se avergüenza de su condición de derechas y el otro que lo hace tras unas siglas que no tienen de izquierdas más que el nombre, han traido a nuestro terreno la guerra sin cuartel que libran PP y PSOE por encabezar ese estrecho espacio político escorado claramente a estribor, que les ha permitido en alternancia, desmantelar poco a poco el estado de bienestar por el que tantos años lucharon los españoles.
La cosa es que lo serio de los últimos días y que ha recogido El País, es que las finanzas del hospital del Consorcio Sanitario de Terrassa no van del todo bien, es más, el agujero deficitario parece más bien un agujero negro y se corre el riesgo de que la Generalitat pueda aterrizar en as parcelas de su gestión. Ante este panorama, los geniales gestores actuales proponen un recorte de 3,5 millones de euros, lo que sin duda comportaría afectar sueldos y puestos de trabajo, lo que se antoja dantesco, dado que este centro, como muchos otros de Cataluña ya había pasado por la guillotina con la que convergentes, populares y socialistas evitaron que los amos del poder pudiesen resultar afectados por sus propios errores, porque para eso están los ciudadanos de a pie.
En fin. Que una cosa es el hospital y la otra la política. Y en este último plano, resulta que estuvo por estas tierras García Albiol y en momentos en que es más interesante la polémica generada por el tamaño del culo de las hermanas Kardassian, sacó de la chistera la famosa eliminación del busto del nieto putativo de Framco. Y Ballart que debió quedarse callado, porque hay momentos en que es mejor hacerlo, no solamente dio su versión de la moción para sacar una estatuilla de las entrañas del consistorio, sino que además, arremetió contra su colega en las tendencias conservadoras, porque entre otras sandeces, el ex alcalde de Badalona alabó la labor en Valencia de Rita Barberá.
Es cierto que a unos les pueda gustar la Barberá y a otros no, lo que en lo personal me tiene sin cuidado porque a mí la que me 'chifla' es la Charlize Theron.
En resumen: que seguimos siendo un país de pandereta.
Así es la vida. Así son y así esán las cosas.