A la espera de que la ciudad pueda volver a ilusionarse con un nuevo amanecer que de momento beneficia solamente a la banca a la que los políticos pagan con dineros del pueblo sus propias deudas, el panorama que se dibuja, unido al desempleo y a las decisiones de los comerciantes organizados de huir en busca de nuevos mercados con mano de obra barata, y a ser posible infantil, es dantesco.
Diciembre traerá un respiro en ventas y en empleo, pero no será sino una mentira más en la oscura noche de la crisis, que aprovecharán los charlatanes de guardia para lucrarse de alguna manera.
