La nuestra es una ciudad donde solo el centro merece la atención del ayuntamiento y en los barrios sus vecinos se adaptan con resignación al abandono rutinario. Los políticos locales se han quedado varados en una grandilocuencia vacua, mientras los síntomas de dejación de las gestiones más primarias se evidencian en los barrios.
Mientras no haya una autocrítica seria y persista la fatua convicción de que se es perfecto y por el contrario quienes critican o protestan la ineptitud son unos desalmados y, peor aún, los votantes depositen sus papeletas por inercia, las soluciones se antojan imposibles.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Mientras no haya una autocrítica seria y persista la fatua convicción de que se es perfecto y por el contrario quienes critican o protestan la ineptitud son unos desalmados y, peor aún, los votantes depositen sus papeletas por inercia, las soluciones se antojan imposibles.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.