En días pasados, más específicamente el 28 de julio nos enteramos y publicamos que desde julio del año pasado, cuando se inauguró la prolongación de los FGC en lo que engañosamente los políticos suelen llamar Metro de Terrassa, que extiende la línea S-1 entre Barcelona y nuestra ciudad, desde la Estación de Terrassa Rambla y la de Nacions Unides, el número de viajeros que utiliza este transporte en el municipio ha subido un 50,7 por ciento...
...Perooooooooooo...
¿A quién le quita esos viajeros la Generalitat, aparte de a Cercanías de Renfe.., Pues si sacamos unas cuentas muy simples no exentas de lógica, la otra empresa que debe estar perdiendo una buena tajada es la del transporte municipal de Terrassa, lo que no deja de ser muy grave de cara a las consecuencias que ello pueda tener para los usuarios.
Conocida es la tendencia de los políticos, que para llegar a ocupar cargos de importancia no necesitan exhibir un curriculum que avale su idoneidad para gestionar una ciudad, una provincia, una autonomía o un país, a solucionar la falta de liquidez o las pérdidas, recortando, pero nunca al sector empresarial que forma la parte más gruesa de la cuerda, sino por las hilachas de las que cuelga el populacho.
Sería conveniente que nuestros brillantes administradores tan apegados a la dogmática presunción de transparencia, nos explicaran el estado real de la empresa y cómo le afectaría, en números, la presunta aunque evidente transferencia de pasajeros del bus al tren y de ser necesario, qué acciones se estudian para no afectar a los usuarios de Tmesa.
La explicación, naturalmente atendiendo la inteligencia ciudadana, debe basarse en hechos contables y soluciones sostenibles pero jamás en estadísticas que solo indican posibilidades y supuestos y lamentalemente en demasiadas ocasiones, las mismas se pierden en la laberíntica senda de la realidad.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
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¿A quién le quita esos viajeros la Generalitat, aparte de a Cercanías de Renfe.., Pues si sacamos unas cuentas muy simples no exentas de lógica, la otra empresa que debe estar perdiendo una buena tajada es la del transporte municipal de Terrassa, lo que no deja de ser muy grave de cara a las consecuencias que ello pueda tener para los usuarios.
Conocida es la tendencia de los políticos, que para llegar a ocupar cargos de importancia no necesitan exhibir un curriculum que avale su idoneidad para gestionar una ciudad, una provincia, una autonomía o un país, a solucionar la falta de liquidez o las pérdidas, recortando, pero nunca al sector empresarial que forma la parte más gruesa de la cuerda, sino por las hilachas de las que cuelga el populacho.
Sería conveniente que nuestros brillantes administradores tan apegados a la dogmática presunción de transparencia, nos explicaran el estado real de la empresa y cómo le afectaría, en números, la presunta aunque evidente transferencia de pasajeros del bus al tren y de ser necesario, qué acciones se estudian para no afectar a los usuarios de Tmesa.
La explicación, naturalmente atendiendo la inteligencia ciudadana, debe basarse en hechos contables y soluciones sostenibles pero jamás en estadísticas que solo indican posibilidades y supuestos y lamentalemente en demasiadas ocasiones, las mismas se pierden en la laberíntica senda de la realidad.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.