Un autobús de la L-4 estuvo el martes de esta semana, retenido durante unos quince minutos, más que menos a pocos metros de la parada Santa Eulália, situada en la esquina de las calles Menéndez y Pelayo y Bagès, en el barrio de Can Palet.
Según nos han contado este sábado testigos del hecho, la conductora de la furgoneta azul que aparece en la gráfica aparcó su vehículo bastante distanciado de la acera lo que impedía el paso de la unidad que se quedó afónica de tanto tocar la bocina y dejando inquietos no solamente a los pasajeros, sino a los que esperaban en las paradas siguientes que seguramente habrán pensado que el autobús de esa hora, como suele ser rutinario en Terrassa, se había quedado averiado en algún punto del trayecto.
En quince minutos no apareció por el sitio ni una patrulla de la Municipal ni tampoco una grúa, que probablemente tendrían mejores menesteres en el centro que es el área de influencia de su flamante Club de Amigos. La dama, apareció de pronto de lo más tranquila y con la misma tranquilidad se fue. Todo retornó a la normalidad.
Esta situación que no reviste mayor gravedad ni tiene especial importancia, es bastante normal en el barrio, en esa y otras localizaciones como en la esquina de las calles Ángel Guimerá y Germá Joaquím, donde circulan las líneas 7, 9 y 10 del transporte municipal.
Así es la vida. Así son y así están las cosas
Foto: RAS
Según nos han contado este sábado testigos del hecho, la conductora de la furgoneta azul que aparece en la gráfica aparcó su vehículo bastante distanciado de la acera lo que impedía el paso de la unidad que se quedó afónica de tanto tocar la bocina y dejando inquietos no solamente a los pasajeros, sino a los que esperaban en las paradas siguientes que seguramente habrán pensado que el autobús de esa hora, como suele ser rutinario en Terrassa, se había quedado averiado en algún punto del trayecto.
En quince minutos no apareció por el sitio ni una patrulla de la Municipal ni tampoco una grúa, que probablemente tendrían mejores menesteres en el centro que es el área de influencia de su flamante Club de Amigos. La dama, apareció de pronto de lo más tranquila y con la misma tranquilidad se fue. Todo retornó a la normalidad.
Esta situación que no reviste mayor gravedad ni tiene especial importancia, es bastante normal en el barrio, en esa y otras localizaciones como en la esquina de las calles Ángel Guimerá y Germá Joaquím, donde circulan las líneas 7, 9 y 10 del transporte municipal.
Así es la vida. Así son y así están las cosas
Foto: RAS
