La gestión del agua no es, desde luego 'moco de pavo'. Es un tema, por su alcance, tremendamente serio y que requiere del concurso de personal gestor, administrativo y de campo, con una amplia experiencia tanto teórica como práctica y al menos teórica al momento de iniciar su práctica. Frente a esta realidad, el ayuntamiento de Terrassa, que en la gestión de servicios tan básicos como son el transporte y el aseo ha demostrado no estar a la altura de las necesidades, dudosamente lo esté en un área tan delicada y compleja como es la gestión integral del servicio de agua potable en la ciudad.
Terrassa tiene un transporte público mediocre con máquinas viejas y con crecientes evidencias de averías y un desacuerdo político en la compra de nuevas unidades que ignora las necesidades de los usuarios. La compra de vehículos con carencias evidentes para suplir la escasez hasta tanto lleguen de forma escalonada los nuevos, son tristes ejemplos de una mala gestión por parte de una empresa que ha merecido la confianza municipal.
Un servicio de aseo urbano insuficiente, que en la medida que se moderniza evidencia los graves problemas de logística que enfrenta, es otro de los elementos que hace crecer nuestra preocupación en torno a la futura gestión del agua.
En el caso del aseo, hemos podido comprobar que no el incivismo, como habíamos presumido en nuestra nota de ayer al respecto, sino la mala gestión, han ocasionado la acumulación de basura alrededor de una batería de contenedores, todos llenos, porque su reemplazo hace un tiempo, significó la eliminación de uno de los dos puntos de una calle del barrio de la foto. Los usuarios no tienen más espacio que la acera para dejar los desperdicios.
Recordaremos, no abandonando el tema, que los viejos camiones de la basura han sido reemplazados por unos nuevos, muy hermosos, muy silenciosos, pero que al no contar con personal de apoyo, solo se dedican a vaciar contenedores, dejando la mierda acumulada alrededor de ellos en el suelo. En la gráfica de Terrassa en la MIra. captada esta mañana. se aprecia el camión de la basura alejándose después de volcar en sus entrañas el contenido de los contenedores, dejando los escombros tapizando la acera.
Solo dos ejemplos nos bastan para que el temor de tener que comprar botellones de plástico y grandes embudos para aprovechar el agua de la lluvia a fin de suplir nuestras necesidades, se convierta en pesadilla si quienes no están capacitados para ello, se hacen cargo de la gestión del agua.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Terrassa tiene un transporte público mediocre con máquinas viejas y con crecientes evidencias de averías y un desacuerdo político en la compra de nuevas unidades que ignora las necesidades de los usuarios. La compra de vehículos con carencias evidentes para suplir la escasez hasta tanto lleguen de forma escalonada los nuevos, son tristes ejemplos de una mala gestión por parte de una empresa que ha merecido la confianza municipal.
Un servicio de aseo urbano insuficiente, que en la medida que se moderniza evidencia los graves problemas de logística que enfrenta, es otro de los elementos que hace crecer nuestra preocupación en torno a la futura gestión del agua.
En el caso del aseo, hemos podido comprobar que no el incivismo, como habíamos presumido en nuestra nota de ayer al respecto, sino la mala gestión, han ocasionado la acumulación de basura alrededor de una batería de contenedores, todos llenos, porque su reemplazo hace un tiempo, significó la eliminación de uno de los dos puntos de una calle del barrio de la foto. Los usuarios no tienen más espacio que la acera para dejar los desperdicios.
Recordaremos, no abandonando el tema, que los viejos camiones de la basura han sido reemplazados por unos nuevos, muy hermosos, muy silenciosos, pero que al no contar con personal de apoyo, solo se dedican a vaciar contenedores, dejando la mierda acumulada alrededor de ellos en el suelo. En la gráfica de Terrassa en la MIra. captada esta mañana. se aprecia el camión de la basura alejándose después de volcar en sus entrañas el contenido de los contenedores, dejando los escombros tapizando la acera.
Solo dos ejemplos nos bastan para que el temor de tener que comprar botellones de plástico y grandes embudos para aprovechar el agua de la lluvia a fin de suplir nuestras necesidades, se convierta en pesadilla si quienes no están capacitados para ello, se hacen cargo de la gestión del agua.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.