La persistente lluvia que ha caído sobre Terrassa en la víspera de la cabalgata de Reyes, no ha sido obstáculo para que los vecinos del centro se hayan volcado a las calles para dar rienda suelta al consumismo que como una mentira que da status, se ha apoderado de la población sin que el hecho indiscutible de su empobrecimiento sea obstáculo para gastar como millonarios de cara al Día de Reyes.
Las calles céntricas de Terrassa eran la tarde de este sábado, pese al agua, un hervidero entusiasmado de gente, muchos sin compras y otros con algunas comprillas de última hora, porque el capital ha determinado que en lugar de uno, fueran dos los días del año, aparte de cumpleaños, santos, jubilaciones, día de esto, de aquello, lo de más acá, lo de más allá, de los enamorados, de los cabreados, de los casados, de los divorciados... en los que hay que endeudarse para hacer doblemente feliz a la chiquillería en Navidad.
Las calles céntricas de Terrassa eran la tarde de este sábado, pese al agua, un hervidero entusiasmado de gente, muchos sin compras y otros con algunas comprillas de última hora, porque el capital ha determinado que en lugar de uno, fueran dos los días del año, aparte de cumpleaños, santos, jubilaciones, día de esto, de aquello, lo de más acá, lo de más allá, de los enamorados, de los cabreados, de los casados, de los divorciados... en los que hay que endeudarse para hacer doblemente feliz a la chiquillería en Navidad.