Como es habitual el último fin de semana de marzo, se implementará el horario de verano, lo que significa que la noche del sábado al domingo, dormiremos una hora menos o lo que es lo mismo, los que cumplan guardia laboral esa noche, también trabajarán una hora menos.
De esta forma, cuando sean las dos de la madrugada del domingo, las manecillas de los relojes deberán adelantarse una hora hasta las tres.
Aunque se nos intenta inculcar que de esta forma se ahorra energía eléctrica, no está muy clara la cosa, considerando que los empresarios no suelen ser ni mínimamente generosos y que los políticos se han constituido en la guardia pretoriana farisea del poder económico.
Lo cierto es que, conveniente o no, y si lo es, no se sabe a favor de quién, el fin de semana se cambia la hora.
De esta forma, cuando sean las dos de la madrugada del domingo, las manecillas de los relojes deberán adelantarse una hora hasta las tres.
Aunque se nos intenta inculcar que de esta forma se ahorra energía eléctrica, no está muy clara la cosa, considerando que los empresarios no suelen ser ni mínimamente generosos y que los políticos se han constituido en la guardia pretoriana farisea del poder económico.
Lo cierto es que, conveniente o no, y si lo es, no se sabe a favor de quién, el fin de semana se cambia la hora.