El pasado medieval de Terrassa, perdido en su gran mayoría, nos ha dejado, no obstante una buena colección de masías y alguna qué otra ermita o capilla de valor histórico o artístico. Entre los edificios de carácter religioso y, al margen del conjunto monumental de la Seu d’Ègara hallamos otros ejemplos del románico en pequeñas ermitas como la de Santa Margarita del Mujal, que data del siglo XII y se halla protegida como Bien Cultural de Interés Local (BCIL).
En la actualidad forma parte de un establecimiento hostelero donde se celebran bodas, lo que permite mantener de algún modo, el uso para el que fue concebida siglos atrás. El único inconveniente es que no puede visitarse a menos que asistamos a uno de esos eventos o su propietario nos conceda amablemente permiso (como ocurrió en este caso).
Situada al suroeste de Terrassa, en un polígono industrial de Can Parellada al que ha dado nombre, esta hermosa y sencilla capilla consta de una única nave de pequeñas dimensiones con un ábside marcado por un arco triunfante apuntado. Su bóveda de cañón original fue restaurada y está construida con mampostería común hasta el apoyo de la bóveda.
Un arco de medio punto adovelado enmarca el portal de acceso al edificio. Sobre el mismo hallamos un ventanal y un campanario de espadaña que fue construido posteriormente. En su costado orientado al sur hallamos contrafuertes al muro de mediodía y una pequeña ventanilla abocinada. Su muro norte es la medianera de la antigua casa de la ermita que hoy día acoge al citado restaurante.
José Luis Montoya / ARQUITERRASSA
En la actualidad forma parte de un establecimiento hostelero donde se celebran bodas, lo que permite mantener de algún modo, el uso para el que fue concebida siglos atrás. El único inconveniente es que no puede visitarse a menos que asistamos a uno de esos eventos o su propietario nos conceda amablemente permiso (como ocurrió en este caso).
Situada al suroeste de Terrassa, en un polígono industrial de Can Parellada al que ha dado nombre, esta hermosa y sencilla capilla consta de una única nave de pequeñas dimensiones con un ábside marcado por un arco triunfante apuntado. Su bóveda de cañón original fue restaurada y está construida con mampostería común hasta el apoyo de la bóveda.
Un arco de medio punto adovelado enmarca el portal de acceso al edificio. Sobre el mismo hallamos un ventanal y un campanario de espadaña que fue construido posteriormente. En su costado orientado al sur hallamos contrafuertes al muro de mediodía y una pequeña ventanilla abocinada. Su muro norte es la medianera de la antigua casa de la ermita que hoy día acoge al citado restaurante.
José Luis Montoya / ARQUITERRASSA