Este lunes los terrassenses, como el resto de catalanes en sus respectivas localidades, tendrán la oportunidad de celebrar un año más su Diada en la Plaza 11 de Septiembre. Y esta celebración, esta conmemoración, esta efeméride, debe ser tan tranquila, tan libre y tan democrática como siempre, porque estos valores nos los hemos ganado a pulso tras la caída de la dictadura.
Sin embargo, la cercanía de un hipotético proceso convocado a espaldas de una legalidad aprobada mayoritariamente por el pueblo hace casi cuarenta años, puede alterar el ambiente, enardecer los ánimos. Todo esto como consecuencia de un patético desconocimiento de las normas jurídicas básicas, que pudiera abrir las puertas a deslegitimar futuras leyes, porque quien lo hace una vez, lo hace otras o permite, por alteración de las reglas, que otros lo hagan, o lo que es aún peor, a modificar a voluntad la legislación como se intenta hacer en estos momentos, a la usanza de cualquier autocracia conocida a lo largo de la historia.
Mañana, se darán la mano, como debe ser, constitucionalistas e independentistas, respetando cada postura, cada opinión y sería inadmisible cualquier manifestación ajena a la fiesta, como represalia a unos o apoyo a otros.
Estoy seguro que este 11 de septiembre será una jornada de celebración más, porque el terrassense de a pie, ese ciudadano que puede o no estar con el proceso ilegal o esa mayoría silenciosa que no cree necesario expresar su parecer porque confía en la capacidad del Estado para frenar el intento a través de un referéndum que solamente motiva a participar a quienes estén de acuerdo en dejar a Catalunya fuera de Europa, se lo merece.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Foto archivo Terrassa en la Mira
Sin embargo, la cercanía de un hipotético proceso convocado a espaldas de una legalidad aprobada mayoritariamente por el pueblo hace casi cuarenta años, puede alterar el ambiente, enardecer los ánimos. Todo esto como consecuencia de un patético desconocimiento de las normas jurídicas básicas, que pudiera abrir las puertas a deslegitimar futuras leyes, porque quien lo hace una vez, lo hace otras o permite, por alteración de las reglas, que otros lo hagan, o lo que es aún peor, a modificar a voluntad la legislación como se intenta hacer en estos momentos, a la usanza de cualquier autocracia conocida a lo largo de la historia.
Mañana, se darán la mano, como debe ser, constitucionalistas e independentistas, respetando cada postura, cada opinión y sería inadmisible cualquier manifestación ajena a la fiesta, como represalia a unos o apoyo a otros.
Estoy seguro que este 11 de septiembre será una jornada de celebración más, porque el terrassense de a pie, ese ciudadano que puede o no estar con el proceso ilegal o esa mayoría silenciosa que no cree necesario expresar su parecer porque confía en la capacidad del Estado para frenar el intento a través de un referéndum que solamente motiva a participar a quienes estén de acuerdo en dejar a Catalunya fuera de Europa, se lo merece.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Foto archivo Terrassa en la Mira