Después de un verano tórrido, seco para quienes quieren justificar próximos aumentos en la tarifa del agua y normal en cuanto a la lluvia para el resto, el ambiente fresco que acompaña en los últimos días a un otoño que parecía resistirse, es de agradecer. También los aguaceros que le acompañan que por muy torrenciales que sean, como el de este jueves, no impedirán que la campiña, los bosques y las plazas y parques, se tiñan de amarillo y los suelos se tapicen con hojas secas.
En todo caso, no lancemos aún las campanas al vuelo, que no sería de extrañar que el verano dé algunos coletazos más en los próximos días, creando como es habitual, esa rara consecuencia que suele nacer del frio y del calor que se baten por un espacio, como es la gripe o, en el mejor de los casos, un resfriado rebelde.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Foto Terrassa en la Mira
