Un importante incremento del precio del billete del transporte público de Terrassa podría ser anunciado en los próximos días, según se desprende del deterioro de las unidades, un deterioro que o es real, o solamente aparente poniendo cartelitos hechos a mano anunciando que esta, aquella o la otra puerta no funcionan, que no tendrían otro objetivo que el de dar lástima para justificar lo injustificable.
No es que yo, a mi edad, utilice mucho este tipo de transporte, porque aunque viejos, mis pies aún resisten caminatas más o menos largas y si no, pues me quedaba en casa antes que pagar precios de escándalo... Aunque a veces no me queda más remedio.
Pues bien, la semana pasada en uno de estos autobuses había un cartel en la puerta de salida central informando muy gentilmente, que estaba dañada y me pregunté es que con lo que roban por trayecto... ¿no sacarán suficiente para nóminas y mantenimiento?... O al menos, digo yo, para tener algún cartelito decente. En esa ocasión, mi negra, a la que le digo "mi negra" porque me resulta muy largo llamarla como impone la dictadura de lo políticamente correcto, "mi afroamericana", y que dicho sea de paso es mi mujer, que a lo mejor ese cartel había sido un apaño del conductor...
Pero no.
Esta mañana en otro autobús había un cartelito en forma de cinta informando que la puerta de atrás estaba inservible... todo muy chapucero, muy tercermundista, pero de los años 60... Pero eso no es todo, porque entre el primer cartel y este, una tercera unidad sufrió una avería y esta era que como la puerta dejó de cerrar bien, el vehículo no arrancaba y no sé en qué terminó, porque me apeé, que significa que me bajé para que no vayais a pensar que liberé mi vientre de gases.
Lo dicho. Pienso que los genios que gestionan este servicio nos preparan sicológicamente para justificar un nuevo, draconiano e insolidario aumento de las tarifas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
No es que yo, a mi edad, utilice mucho este tipo de transporte, porque aunque viejos, mis pies aún resisten caminatas más o menos largas y si no, pues me quedaba en casa antes que pagar precios de escándalo... Aunque a veces no me queda más remedio.
Pues bien, la semana pasada en uno de estos autobuses había un cartel en la puerta de salida central informando muy gentilmente, que estaba dañada y me pregunté es que con lo que roban por trayecto... ¿no sacarán suficiente para nóminas y mantenimiento?... O al menos, digo yo, para tener algún cartelito decente. En esa ocasión, mi negra, a la que le digo "mi negra" porque me resulta muy largo llamarla como impone la dictadura de lo políticamente correcto, "mi afroamericana", y que dicho sea de paso es mi mujer, que a lo mejor ese cartel había sido un apaño del conductor...
Pero no.
Esta mañana en otro autobús había un cartelito en forma de cinta informando que la puerta de atrás estaba inservible... todo muy chapucero, muy tercermundista, pero de los años 60... Pero eso no es todo, porque entre el primer cartel y este, una tercera unidad sufrió una avería y esta era que como la puerta dejó de cerrar bien, el vehículo no arrancaba y no sé en qué terminó, porque me apeé, que significa que me bajé para que no vayais a pensar que liberé mi vientre de gases.
Lo dicho. Pienso que los genios que gestionan este servicio nos preparan sicológicamente para justificar un nuevo, draconiano e insolidario aumento de las tarifas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
