Navarro, que nos legó en la alcaldía a Jordi Ballart en una clara demostración de los tremendos fallos de nuestra democracia, por mucho que el chaval sea el mejor de los que han ocupado el cargo, hizo un repaso de la evolución de Terrassa y que marcaron su paso por el consistorio.
Destacó, según nos cuenta la web informativa del ayuntamiento, que no quiso que Terrassa se especializara en un solo sector económico y que prefirió que fuera una urbe competitiva en muchos ámbitos, como las ciudades del renacimiento. Extraña explicación de un hombre que era alcalde y no empresario, porque son los empresartios los que ponen y quitan empresas y el ayuntamiento solo da o quita permisos... Pero si Navarro es feliz con este presunto logro... ¡Felicidades!
Además, en una demostración de que en la posición de dirigente político, también se puede apelar a la clarividencia, el hombre al que se le escapa el partido de las manos, ha vaticinado que la ciudad se encuentra en una buena situación de cara al futuro y ha citado las abstracciones que se están realizandio hasta ahora en forma de gestos para justificar este optimismo que, no obstante, no comparten los miles de parados, las familias arruinadas, los trabajadores con sueldos de miseria ., los emprendedores que comienzan con ilusión y quiebran con dolor, y en general una sociedad desanimada. En lo que no se equivocó es que Ballart lo está haciendo muy bien... Al menos eso intenta.