Pero este lunes esos mismos políticos, sus delfines y aprendices (que quien tiene mal maestro empeora lo aprendido), no solamente en Terrassa, sino en toda España tuvieron hacia la II República palabras de admiración, de recuerdo, de nostalgia, de grandeza histórica, pero todo desde una óptica del más puro fervor monárquico.
Todo esto es producto de la indefinición ideológica de nuestros dirigentes que, socialistas, comunistas, liberales, neoliberales tienen objetivos muy distintos a las necesidades de sus representados y les importa un pimiento el sistema en que vivamos, mientras no les impida ejercer su ambición.
Ayer el alcalde de Terrassa recordó a la II República con unas letras del inmortal Federico García Lorca:“En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida"
Pero Ballart milita en un partido que da soporte indiscutible, fiel y definitivo a la Corona.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.