Los Mossos de la División de Investigación Criminal (DIC) conjuntamente con agentes de la Guardia Civil en el marco de la operación "Royal-Moral" han detenido a ocho personas, pertenecientes a dos grupos criminales integrados por ciudadanos españoles y marroquíes , que se habían especializado en los robos en establecimientos públicos en horario nocturno, fuera de las horas de apertura. A los detenidos se les imputan once delitos de robo en establecimientos, cinco robos de vehículos, falsificación documental y pertenencia a grupo criminal.
Durante la operación, que se llevó a cabo en dos fases, se realizaron tres registros en domicilios de Barcelona y Málaga, donde los agentes intervino gran cantidad de material para cometer los hechos delictivos investigados, tales como inhibidores de frecuencia, extractores de bombillos, ruiseñores, llaves falsas, equipos de oxicorte, equipos de transmisión útiles y elementos electrónicos para delinquir, además de localizar 30.000 euros en efectivo.
La operación se inició a finales del año pasado, cuando ambos cuerpos policiales tuvieron conocimiento de la existencia de estos grupos especializados en los robos en establecimientos que estaban actuando principalmente en Cataluña, aunque la parte principal del grupo tenía fijada su residencia en Madrid.
El cruce de datos permitió a los agentes desgranar el entramado delincuencial, identificar sus miembros y establecer sus patrones de actuación.
Los objetivos principales de los grupos desarticulados eran establecimientos de lujo y primeras marcas, de telefonía móvil, joyerías y despachos profesionales.
Actividad delictiva
Los grupos desmantelados podían llegar a cometer varios robos en un mismo día. Para desarrollar la acción y no ser detectados por la policía, robaban vehículos para los desplazamientos e incluso placas de matrícula, que utilizaban para colocarlas en los vehículos en el momento que huían del lugar de los hechos.
Aunque el núcleo principal del delincuentes estaba asentado en Madrid, también contaban con infraestructura en Cataluña a fin de seleccionar los posibles objetivos y dar alojamiento al grupo.
Además, los establecimientos objeto de los robos eran sometidos a vigilancia previa, con el fin de garantizar de esta forma unos altos beneficios y comprobar las medidas de seguridad a que se enfrentarían.
Cabe destacar que los integrantes de los grupos desarticulados no tenían a la hora de hacer uso de la violencia en caso de que fueran sorprendidos, tal y como sucedió en diciembre en una empresa de ropa de Barberà del Vallés, donde esgrimieron un arma corta para garantizar el éxito del robo.
Una vez los agentes identificaron plenamente los integrantes de los dos grupos, se estableció un dispositivo policial conjunto llevado a cabo en dos fases que permitió detener un total de ocho hombres, de edades comprendidas entre los 23 y los 39, y de nacionalidad española y marroquí.
Los detenidos suman entre todos más de 140 antecedentes por diferentes delitos contra el patrimonio.
La operación la llevaron a cabo el Grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Madrid y efectivos de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra.
Los detenidos quedaron en libertad con cargos tras pasar a disposición judicial.
Durante la operación, que se llevó a cabo en dos fases, se realizaron tres registros en domicilios de Barcelona y Málaga, donde los agentes intervino gran cantidad de material para cometer los hechos delictivos investigados, tales como inhibidores de frecuencia, extractores de bombillos, ruiseñores, llaves falsas, equipos de oxicorte, equipos de transmisión útiles y elementos electrónicos para delinquir, además de localizar 30.000 euros en efectivo.
La operación se inició a finales del año pasado, cuando ambos cuerpos policiales tuvieron conocimiento de la existencia de estos grupos especializados en los robos en establecimientos que estaban actuando principalmente en Cataluña, aunque la parte principal del grupo tenía fijada su residencia en Madrid.
El cruce de datos permitió a los agentes desgranar el entramado delincuencial, identificar sus miembros y establecer sus patrones de actuación.
Los objetivos principales de los grupos desarticulados eran establecimientos de lujo y primeras marcas, de telefonía móvil, joyerías y despachos profesionales.
Actividad delictiva
Los grupos desmantelados podían llegar a cometer varios robos en un mismo día. Para desarrollar la acción y no ser detectados por la policía, robaban vehículos para los desplazamientos e incluso placas de matrícula, que utilizaban para colocarlas en los vehículos en el momento que huían del lugar de los hechos.
Aunque el núcleo principal del delincuentes estaba asentado en Madrid, también contaban con infraestructura en Cataluña a fin de seleccionar los posibles objetivos y dar alojamiento al grupo.
Además, los establecimientos objeto de los robos eran sometidos a vigilancia previa, con el fin de garantizar de esta forma unos altos beneficios y comprobar las medidas de seguridad a que se enfrentarían.
Cabe destacar que los integrantes de los grupos desarticulados no tenían a la hora de hacer uso de la violencia en caso de que fueran sorprendidos, tal y como sucedió en diciembre en una empresa de ropa de Barberà del Vallés, donde esgrimieron un arma corta para garantizar el éxito del robo.
Una vez los agentes identificaron plenamente los integrantes de los dos grupos, se estableció un dispositivo policial conjunto llevado a cabo en dos fases que permitió detener un total de ocho hombres, de edades comprendidas entre los 23 y los 39, y de nacionalidad española y marroquí.
Los detenidos suman entre todos más de 140 antecedentes por diferentes delitos contra el patrimonio.
La operación la llevaron a cabo el Grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Madrid y efectivos de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra.
Los detenidos quedaron en libertad con cargos tras pasar a disposición judicial.