El Raval de Montserrat, como el de muchos otros eventos, movilizaciones y manifestaciones, ha sido el elegido por los grupos que se resisten al sistema de gobierno que emergió de la nada en 1975, después de la masacre de la República en 1939.
Tras unas elecciones que marcan una definida hoja de ruta para los movimientos emergentes que han logrado mayor identificación con los ciudadanos, la abdicación del Borbón a la Jefatura del Estado se ha convertido en un asunto urgente para evitar que las Cortes que se consoliden en las Generales del 2015, pongan a prueba la Monarquía a través de un Referéndum ciudadano y Felipe pudiera quedarse con los crespos hechos.
No obstante, esta decisión que parece intempestiva dado que las elecciones a las Cortes serán en noviembre del próximo año, ha estado condicionada, asimismo, con lo que pueda suceder en las entrañas del PSOE y todas sus sucursales, desde las que, influenciadas por aquel extraño engendro marxista-fascista-populista llamado PODEMOS y que le ha restado votos al mayor y a granel, puede florecer el natural republicanismo de cualquier formación democrática de corte progresista. Ello sería el más claro indicio del principio del fin de un sistema de gobierno que se ha mantenido a golpe de revistas y programas del corazón y una enorme e interesada maquinaria propagandística.