El industrial Emili Matalonga mandó construir dos edificaciones adosadas para dar cabida a sus necesidades personales y empresariales. En un primer momento encargó un edificio donde exhibir sus productos textiles y a la vez donde fijar su residencia familiar, pero tan solo unos años después, hemos de pensar que sobrepasadas las necesidades de espacio, mandó construir otro inmueble exclusivamente dedicado a las labores comerciales: el Almacén Emili Matalonga.
El establecimiento que Emili Matalonga edificó adosado a su vivienda no guarda similitud alguna con las trazas arquitectónicas de ésta, pese a ser ambos edificios hijos del mismo arquitecto y formar parte de la misma corriente estilística, el modernismo. Se trata de un edificio industrial de pequeñas dimensiones y líneas sencillas que contrasta con el edificio residencial del industrial terrassense. Situado entre medianeras, el almacén Emili Matalonga fue construido en 1911 por el prolífico arquitecto Lluís Muncunill. Consta de planta baja y piso y su concepto es muy minimalista y refleja la otra línea creativa desarrollada por Muncunill dentro del modernismo, la que dejaba de lado el ladrillo visto y juega con paredes lisas y molduras redondeadas como único ornamento, línea de la que es ejemplo el Almacén Joaquim Alegre.
Así, el edificio presenta una pared rebozada y exenta de motivos ornamentales en la que destacan dos aberturas en la planta baja formando arcos rebajados. El piso superior está presidido por un balcón central y por lo que sería el principal elemento arquitectónico: tres aberturas unidas por un entrelazado de dinteles y arcos que aportan esas líneas redondeadas tan típicas del modernismo. También redondeada es la baranda de hierro de dicho balcón, cuyos barrotes apenas muestran ornamentación, limitándose a un sencillo trenzado. Remata el edificio una moldura muy fina y una cornisa ligeramente curvada en la parte central.
Este almacén conservó su uso comercial hasta el año 1974, cuando pasó a ser la sede del Institut del Teatre, organismo que permaneció allí hasta la década de los 80. Está catalogado como Bien Cultural de Interés Local (BCIL).
JOSÉ LUIS MONTOYA / ARQUITERRASSA
El establecimiento que Emili Matalonga edificó adosado a su vivienda no guarda similitud alguna con las trazas arquitectónicas de ésta, pese a ser ambos edificios hijos del mismo arquitecto y formar parte de la misma corriente estilística, el modernismo. Se trata de un edificio industrial de pequeñas dimensiones y líneas sencillas que contrasta con el edificio residencial del industrial terrassense. Situado entre medianeras, el almacén Emili Matalonga fue construido en 1911 por el prolífico arquitecto Lluís Muncunill. Consta de planta baja y piso y su concepto es muy minimalista y refleja la otra línea creativa desarrollada por Muncunill dentro del modernismo, la que dejaba de lado el ladrillo visto y juega con paredes lisas y molduras redondeadas como único ornamento, línea de la que es ejemplo el Almacén Joaquim Alegre.
Así, el edificio presenta una pared rebozada y exenta de motivos ornamentales en la que destacan dos aberturas en la planta baja formando arcos rebajados. El piso superior está presidido por un balcón central y por lo que sería el principal elemento arquitectónico: tres aberturas unidas por un entrelazado de dinteles y arcos que aportan esas líneas redondeadas tan típicas del modernismo. También redondeada es la baranda de hierro de dicho balcón, cuyos barrotes apenas muestran ornamentación, limitándose a un sencillo trenzado. Remata el edificio una moldura muy fina y una cornisa ligeramente curvada en la parte central.
Este almacén conservó su uso comercial hasta el año 1974, cuando pasó a ser la sede del Institut del Teatre, organismo que permaneció allí hasta la década de los 80. Está catalogado como Bien Cultural de Interés Local (BCIL).
JOSÉ LUIS MONTOYA / ARQUITERRASSA