Un coche, seguramente propiedad de un conductor o conductora no muy cívico, ha encontrado en Terrassa un sitio muy cómodo para aparcar, es decir a la sombra del árbol de una anónima placita de la localidad a escasos treinta metros de la policía local.
Si esta reprochable actitud no se hubiese repetido tanto el sábado como el domingo en un área muy alejada del centro, podría pensarse que en un acto de justicia, el propietario o propietaria buscaba no pagar aparcamiento. Pero ya se ve que lo que le viene bien es la sombra.
Plaza George Bush
Por cierto, la placita que aparece en la gráfica no tiene nombre, lo que implica la pesada labor para la Comisión de Nomenclátor de la localidad que deberá averiguar casa por casa de los vecinos qué nombre quieren ponerle y luego consensuarlo para después bautizarla.
Para aliviar la agobiante tarea de los nomencladores, queremos proponerles, como una de las tantas posibilidades, porque al final se quedará con el nombre que algún político tenga a bien inventarle, que se le ponga Plaza de George Bush, matando dos pájaros de un tiro, porque estos plecaros norteamericanos, padre e hijo, ambos presidentes, son responsables de importantes hechos históricos. El primero, el padre, o sea el viejo, devolvió Kuwait a sus emires y el segundo, el hijo, o sea el otro viejo, hizo tan mal uso de Guantánamo que concienció al mundo en la necesidad de cerrar esa horrible cárcel americana enclavada en Cuba.
Si esta reprochable actitud no se hubiese repetido tanto el sábado como el domingo en un área muy alejada del centro, podría pensarse que en un acto de justicia, el propietario o propietaria buscaba no pagar aparcamiento. Pero ya se ve que lo que le viene bien es la sombra.
Plaza George Bush
Por cierto, la placita que aparece en la gráfica no tiene nombre, lo que implica la pesada labor para la Comisión de Nomenclátor de la localidad que deberá averiguar casa por casa de los vecinos qué nombre quieren ponerle y luego consensuarlo para después bautizarla.
Para aliviar la agobiante tarea de los nomencladores, queremos proponerles, como una de las tantas posibilidades, porque al final se quedará con el nombre que algún político tenga a bien inventarle, que se le ponga Plaza de George Bush, matando dos pájaros de un tiro, porque estos plecaros norteamericanos, padre e hijo, ambos presidentes, son responsables de importantes hechos históricos. El primero, el padre, o sea el viejo, devolvió Kuwait a sus emires y el segundo, el hijo, o sea el otro viejo, hizo tan mal uso de Guantánamo que concienció al mundo en la necesidad de cerrar esa horrible cárcel americana enclavada en Cuba.