Falta una semana para las elecciones y como se ha dicho, cualquier cosa puede pasar, o lo que es lo mismo, cualquiera puede ganar.
Las posibilidades de pacto son amplias, variadas, pero nunca pensadas en clave de beneficio ciudadano, sino personal, a lo más partidista, porque ese dicho de "barriga llena, corazón contento", sería absolutamente aplicable en el campo político a "bolsillo lleno, satisfacción completa"
Lo cierto, indesmentiblemente claro, es que gane quien gane, se llegue al pacto que se llegue, se encumbre al Trono del Olimpo Municipal a quien les dé la gana, muy pocas cosas -por no decir ninguna- cambiarán en esta Terrassa con unos pocos pastores que mandan y muchos borregos que obedecen... o dicho de una forma más ilustrativa, "con pocos caciques para muchos indios"-
A estas alturas, tengo sueños para mi pueblo, pero cuando veo los partidos, sus listas, sus planes y los mismos engaños de toda la vida, comprendo que son abstracciones oníricas.
En todo caso, quisiera creer que entre esas formaciones hay alguna que no conozco. Un partido que quizás el mismísimo Espíritu Santo se guarda bajo la manga, para traer igualdad a todos los terrassenses, es decir, para los hombres y mujeres de los barrios y los caballeros y damas del centro.
Quisiera una Terrassa donde premiar la mediocridad artística sustentada por grupos elitescos se diluya por vergüenza, y palmotear la espalda de una forma paternalista de un creador genial inmerso en algún barrio, siga el mismo camino para rendir homenaje al artista de verdad, aunque sea de La Maurina, Can Palet, Ca n'Anglada o incluso del sector céntrico que entre tanta mediocridad aupada por el amiguismo y constantemente oficializada, también los hay.
Necesito una Terrassa donde la intelectualidad no nazca bajo el ala protectora de un partido y se premie con cargos, sino en el pueblo, aquel pueblo del artesano, del oficial, del profesional, así sea de Montserrat, Egara o Sant Pere Nord y, por qué no, también del centro que quizás los haya de verdad... Sería una forma de igualdad, de justicia que también daría una patada en el culo a la perenne y muchas veces homenajeada mediocridad.
Anhelo una Terrassa en donde las fiestas, así se hagan en el centro, sean participativas, se organicen también desde los barrios. Que implosionen... unas fiestas de Terrassa para toda Terrassa. De esta forma, con nuevas ideas, nuevos proyectos y mayor implicación de los vecinos, quedaría atrás esa misma mediocridad.
Aspiro a una Terrassa en que la inversión en infraestructuras se reparta equitativamente. Esto evitaría ese enorme agravio comparativo entre el centro y el extrarradio y evitaría, especialmente que los barrios a falta de atención, se conviertan en lo que son, o sea, simplemente, emporios de votos.
Ruego por una Terrassa equilibrada en todos los sentidos y eso solamente se alcanzará, cuando se destruyan los clisés históricos implantados desde mucho antes del retorno a la democracia. Una Terrassa donde la acción de las administraciones supla con soluciones dignas a unas ayudas sociales que deberían desaparecer en la medida que se hicieran innecesarias
Deseo muchas cosas. No obstante, cuando miro esas listas, esos programas que por repetitivos debieran estar cubiertos de polvo y telarañas, comprendo con desánimo que no emerge de ellos un deseo de servicio, sino de ganar escaños, en beneficio personal, del partido y -por qué no decirlo- de los amigos comprometidos.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Las posibilidades de pacto son amplias, variadas, pero nunca pensadas en clave de beneficio ciudadano, sino personal, a lo más partidista, porque ese dicho de "barriga llena, corazón contento", sería absolutamente aplicable en el campo político a "bolsillo lleno, satisfacción completa"
Lo cierto, indesmentiblemente claro, es que gane quien gane, se llegue al pacto que se llegue, se encumbre al Trono del Olimpo Municipal a quien les dé la gana, muy pocas cosas -por no decir ninguna- cambiarán en esta Terrassa con unos pocos pastores que mandan y muchos borregos que obedecen... o dicho de una forma más ilustrativa, "con pocos caciques para muchos indios"-
A estas alturas, tengo sueños para mi pueblo, pero cuando veo los partidos, sus listas, sus planes y los mismos engaños de toda la vida, comprendo que son abstracciones oníricas.
En todo caso, quisiera creer que entre esas formaciones hay alguna que no conozco. Un partido que quizás el mismísimo Espíritu Santo se guarda bajo la manga, para traer igualdad a todos los terrassenses, es decir, para los hombres y mujeres de los barrios y los caballeros y damas del centro.
Quisiera una Terrassa donde premiar la mediocridad artística sustentada por grupos elitescos se diluya por vergüenza, y palmotear la espalda de una forma paternalista de un creador genial inmerso en algún barrio, siga el mismo camino para rendir homenaje al artista de verdad, aunque sea de La Maurina, Can Palet, Ca n'Anglada o incluso del sector céntrico que entre tanta mediocridad aupada por el amiguismo y constantemente oficializada, también los hay.
Necesito una Terrassa donde la intelectualidad no nazca bajo el ala protectora de un partido y se premie con cargos, sino en el pueblo, aquel pueblo del artesano, del oficial, del profesional, así sea de Montserrat, Egara o Sant Pere Nord y, por qué no, también del centro que quizás los haya de verdad... Sería una forma de igualdad, de justicia que también daría una patada en el culo a la perenne y muchas veces homenajeada mediocridad.
Anhelo una Terrassa en donde las fiestas, así se hagan en el centro, sean participativas, se organicen también desde los barrios. Que implosionen... unas fiestas de Terrassa para toda Terrassa. De esta forma, con nuevas ideas, nuevos proyectos y mayor implicación de los vecinos, quedaría atrás esa misma mediocridad.
Aspiro a una Terrassa en que la inversión en infraestructuras se reparta equitativamente. Esto evitaría ese enorme agravio comparativo entre el centro y el extrarradio y evitaría, especialmente que los barrios a falta de atención, se conviertan en lo que son, o sea, simplemente, emporios de votos.
Ruego por una Terrassa equilibrada en todos los sentidos y eso solamente se alcanzará, cuando se destruyan los clisés históricos implantados desde mucho antes del retorno a la democracia. Una Terrassa donde la acción de las administraciones supla con soluciones dignas a unas ayudas sociales que deberían desaparecer en la medida que se hicieran innecesarias
Deseo muchas cosas. No obstante, cuando miro esas listas, esos programas que por repetitivos debieran estar cubiertos de polvo y telarañas, comprendo con desánimo que no emerge de ellos un deseo de servicio, sino de ganar escaños, en beneficio personal, del partido y -por qué no decirlo- de los amigos comprometidos.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.