Esta tarde, paseando como suelo hacerlo, por cualquier rincón de mi Terrassa natal, además de ver los tochos de troncos que nos recuerdan en los barrios que hace medio año hubo una ventolera, me encontré con que tres semanas después de las elecciones, la ciudad sigue exhibiendo propaganda electoral, dejando a los candidatos a la altura de una hamburguesa barata, como el cartel de la derecha, que promociona material que se desenvuelve en la pugna creada entre la oferta, la demanda, y la competencia. Y los políticos, señores serios, que hablan y prometen, prometen y hablan y que nunca cambian el discurso, no se pueden comparar con las hamburguesas
Un buen ejemplo de efectividad es que el nuevo consistorio retire la propaganda política de inmediato, porque de lo contrario, da la misma sensación de lentitud y dejadez a la que nos ha acostumbrado esta democracia que ha sido incapaz de evolucionar en 36 años y medio.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.