Ayer paseaba caminando por la estrecha acera con huecos de mi barrio donde solo pasan los políticos cerca de las elecciones (ya comenzaremos a verlos), cuando para mi asombro, un ciclista que venía por esa misma acera, le pidió a un señor maduro que circulaba con su silla de ruedas que se echara a un lado para dejarle pasar.
Me acordé entonces y una vez más. del irrisorio monumento a la bicicleta que se quiere instalar en Terrassa que desde luego no será gratis y que por ende deberán pagar todos los ciudadanos. Y si ese monumento es regalado, al menos su instalación costará algo más de cuatro duros.
Me acordé de eso y mucho más...
Un día, en la Rambla , una buena, joven y hermosa dama, muy fina ella, que bajaba en bicicleta a gran velocidad por la acera de La Rasa, apenas tuvo tiempo de frenar y me dio suave, eso sí, en la pierna izquierda. Lejos la caciquil mujer de disculparse, me gritó:
Gamarús de mierda... ¡Casi me mato!. ¡Váyase de aquí o llamo a la policía!
Me quedé esperando a la policía que no llegó porque nadie la llamó y la dama que necesitaba urgente una ducha, se fue. Todavía, en todo caso, no me explico que tiene que ver el Strix aluco conmigo.
Mucho antes, cruzando un paso de cebra en la Montcada con la luz para peatones en verde. me vi envuelto entre un grupo de ciclistas que circulaban por la carretera con evidentes síntomas de daltonismo y uno de ellos me lanzó un "¡¡¡Hijo de puta!!! que todavía resuena en mis oídos.
Estas tres vivencias, unidas a la falta de respeto hacia los peatones en las aceras, el nulo acatamiento de las normas de tránsito, al menos en lo que a pasos de cebra, preferencias o semáforos se refiere, convierte en una necesidad importante que ese monumento que tanta gracia les hace a algunos políticos, se convierta en cursos formativos para ciclistas, porque aunque sean los menos, esa minoría que los necesita, es altamente peligrosa.
Espero (sentado) los agradecimientos por la sugerencia.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Imagen Terrassa en la Mira
Me acordé entonces y una vez más. del irrisorio monumento a la bicicleta que se quiere instalar en Terrassa que desde luego no será gratis y que por ende deberán pagar todos los ciudadanos. Y si ese monumento es regalado, al menos su instalación costará algo más de cuatro duros.
Me acordé de eso y mucho más...
Un día, en la Rambla , una buena, joven y hermosa dama, muy fina ella, que bajaba en bicicleta a gran velocidad por la acera de La Rasa, apenas tuvo tiempo de frenar y me dio suave, eso sí, en la pierna izquierda. Lejos la caciquil mujer de disculparse, me gritó:
Gamarús de mierda... ¡Casi me mato!. ¡Váyase de aquí o llamo a la policía!
Me quedé esperando a la policía que no llegó porque nadie la llamó y la dama que necesitaba urgente una ducha, se fue. Todavía, en todo caso, no me explico que tiene que ver el Strix aluco conmigo.
Mucho antes, cruzando un paso de cebra en la Montcada con la luz para peatones en verde. me vi envuelto entre un grupo de ciclistas que circulaban por la carretera con evidentes síntomas de daltonismo y uno de ellos me lanzó un "¡¡¡Hijo de puta!!! que todavía resuena en mis oídos.
Estas tres vivencias, unidas a la falta de respeto hacia los peatones en las aceras, el nulo acatamiento de las normas de tránsito, al menos en lo que a pasos de cebra, preferencias o semáforos se refiere, convierte en una necesidad importante que ese monumento que tanta gracia les hace a algunos políticos, se convierta en cursos formativos para ciclistas, porque aunque sean los menos, esa minoría que los necesita, es altamente peligrosa.
Espero (sentado) los agradecimientos por la sugerencia.
Así es la vida. Así son y así están las cosas.
Imagen Terrassa en la Mira